Las áreas naturales protegidas de nuestro planeta podrían no estarlo tanto. Un estudio reciente reveló que un tercio de ellas se encuentra gravemente amenazado por la actividad del ser humano.

Nuestra especie y su particular modo de vida tienen un gran impacto en el ambiente natural. La mayoría de las veces este impacto es negativo y a través de los siglos ha dado como resultado el retrocesos y deterioro de la naturaleza, llevando muchas veces a la extinción de especies, a la contaminación irremediable de la tierra, el agua y el aire y a la sobreexplotación de recursos naturales no renovables. Para contrarrestar este impacto se han creado áreas naturales protegidas en todo el mundo, que tienen como objetivo preservar sectores para que la vida silvestre pueda proliferar en ellos. Resulta fundamental proteger el ambiente, pues de él depende la vida sobre la Tierra, incluida la nuestra. Parques Nacionales, reservas naturales, parques provinciales, áreas naturales urbanas protegidas, conforman una amplia red de espacios destinados a la preservación de la vida. Desde 1992, la superficie global de estas zonas se ha duplicado cubriendo cerca del 15% de todo el mundo.

Sin embargo, la actividad del ser humano trasciende las fronteras establecidas e inevitablemente deteriora también estas zonas destinadas a la conservación. Autopistas, fronteras agrícolas y urbanizaciones son algunas de las actividades que hoy en día están impactando las áreas protegidas del mundo entero. Un estudio recientemente publicado en la revista Science, revela que 3,7 millones de kilómetros cuadrados de las áreas protegidas, es decir el 32,8%, están muy degradadas por la presión humana, mientras que otro 42% no parece tener actividades humanas que perjudiquen. Solo el 10% está completamente libre de amenaza, pero son zonas remotas a gran altitud en Rusia o Canadá. “Una vez que se producen actividades humanas significativas en el interior de un área, se destruye cualquier hábitat del que dependen las especies en peligro. Estas actividades también permiten que las especies invasoras entren fácilmente en el sistema, causando terribles efectos secundarios a las especies que estamos tratando de salvar”, explica el investigador James Watson, de la Wildlife Conservation Society, uno de los investigadores responsables del estudio.

Las actividades que impactan las reservas naturales son de las más variadas e inverosímiles. Nadie creería que dentro de un Parque Nacional se pudieran realizar actividades mineras, y sin embargo en el Parque Nacional Isla Barrow de Australia se extrae petróleo. En Kenia, los Parques Nacionales de Tsavo se encuentran atravesados por una línea ferroviaria que amenaza a las poblaciones de leones y rinocerontes negros. En nuestro país suceden cosas similares. Recientemente tuvo gran trascendencia el caso de una hembra de yaguareté preñada atropellada dentro de una reserva natural en la provincia de Misiones. Las rutas dentro de las áreas protegidas provocan la mortandad de innumerables ejemplares de vida silvestre, muchos de los cuales forman parte de grupos en peligro de extinción. Hace poco tiempo, en Tierra del Fuego, grupos ambientalistas impidieron la realización de un recital de rock dentro del Parque Nacional Tierra del Fuego, evento que, paradójicamente, tenía como objetivo crear conciencia sobre la preservación del ambiente. Es sabido que la contaminación acústica es un grave problema para la vida silvestre y que dentro de los Parques Nacionales la emisión de ruidos está altamente controlada.

Nuestra provincia cuenta con un ambiente natural que se encuentra en un estado de relativa conservación. Existen extensas áreas que prácticamente no tienen impacto humano y que no cuentan con protección alguna. Este es el caso de Península Mitre, extremo este de la Isla Grande de Tierra del Fuego, región de altísimo valor ecosistémico que hoy se encuentra a la merced de cualquier amenaza, debido a que no cuenta con ninguna política pública para su gestión y preservación. Actualmente existe un reclamo de sectores asociados al ambiente, el patrimonio cultural y el turismo, para que Península Mitre se convierta en una reserva natural. Si bien existen proyectos ingresados en la Legislatura Provincial, por el momento no hay información oficial al respecto de la conservación de la zona. Actualmente existe un proyecto en desarrollo que pretende impulsar la actividad turística y productiva hacia el este de la isla, por lo cual resulta urgente que se tomen decisiones respecto a la conservación de los recursos ambientales de Península Mitre y que, de crearse una reserva en esa región, las medidas de preservación realmente se cumplan y no sufra el impacto de actividades humanas como el estudio mencionado ha revelado que ocurre en gran parte de las reservas naturales del mundo.

 

Abel Sberna

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