Un estudio reciente llevado adelante por científicos de la Universidad de Barcelona determinó que el calentamiento global representa una gran amenaza para las aves marinas como los petreles y los fulmares ya que lo cambios en el clima dificultan el acceso a las presas necesarias para alimentar a los pichones

El calentamiento global causado por el cambio climático que atraviesa nuestro planeta plantea numerosas problemáticas que afectan a toda la vida sobre la Tierra. Humanos, animales, insectos y vegetales ven modificadas drásticamente las condiciones climáticas de las regiones donde se desarrollan lo cual genera grandes complicaciones que muchas veces ponen en peligro su supervivencia.

Según una investigación de carácter internacional coordinada por la Universidad de Barcelona en la cual se estudió la respuesta climática de una población de pardela cenicienta (Calonectris borealis), que se cría en el archipiélago canario, el cambio climático representa un grave peligro para el desarrollo de las aves marinas ya que modifica las condiciones de acceso al alimento para los pichones. Para los resultados, se ha cotejado el comportamiento de la pardela con el de 62 especies diferentes entre 1952 y 2016, el periodo en el que la temperatura media del mar ha tenido el mayor crecimiento. Un calentamiento para el que las aves marinas no están preparadas y que las convierte en el grupo más amenazado dentro de las aves. Los científicos participantes en el estudio han declarado que el estado de conservación de la especie “empeora día a día”. A partir de esta investigación se ha determinado que las aves estudiadas no han logrado adaptar su ciclo de reproducción a estas nuevas condiciones climáticas. Los científicos advierten que en un futuro el aumento progresivo de las temperaturas del mar podría generar una falta de sincronía entre el periodo de cría y de alimentación de los pichones y las etapas en que las presas son más abundantes en los océanos.

Este desequilibrio reviste una gravedad significativa y puede dar como resultado la extinción de numerosas aves marinas que se verán incapacitadas de reproducirse para dar continuidad a su especie. “Las conclusiones indican que en las áreas oceánicas del Atlántico y el Mediterráneo se prevé que las especies migratorias de larga distancia serán las más afectadas, ya que habitan al menos en dos áreas diferentes durante todo el año”, explica Jacob González-Solís, uno de los científicos participantes de la investigación. Por su parte, el profesor Raúl Ramos de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona explica que las aves marinas tienen historias de vida particularmente extremas, con una esperanza de vida superior a la de sus presas, una alta supervivencia adulta, baja fecundidad, y una edad reproductora avanzada. “Estos factores hacen que sean particularmente sensibles a cualquier perturbación ambiental, tanto de manera directa como indirecta”, explica.

Según Ramos, “este decalaje trófico entre aves y presas por al calentamiento será especialmente perjudicial en petreles gigantes, fulmarus y albatros, que han mostrado una menor flexibilidad en su fenología de cría, mientras que cormoranes y alcatraces son los que tienen mejor capacidad de respuesta al clima”.

Nuevamente la ciencia aporta nuevos datos que vienen a reafirmar lo que ya es de conocimiento generalizado. El cambio climático amenaza peligrosamente la vida en nuestro planeta y las medidas que estamos tomando no parecen estar dando resultado en lo inmediato. De no revertir esta situación apremiante, en poco tiempo estaremos presenciando consecuencias cada vez más severas tanto en la vida silvestre como en la de nuestra especie.

 

Abel Sberna

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