Los lunes, en líneas generales, la ¿novedad? es la cantidad de alcoholemias positivas que se efectuaron durante el fin de semana. A eso se le suma algún que otro conductor que intentó escapar de los operativos llevados adelante por la Dirección de Tránsito Municipal. Inspectores que ponen en riesgo su vida y peatones que son atropellados por maniobras irresponsables. Este conglomerado de cosas dio lugar a la ordenanza conocida como “Alcohol cero”.
La iniciativa había sido presentada en Ushuaia por el concejal del PRO, Tomás Bertotto, durante el 2016 y en diciembre de ese mismo año fue aprobada por el Concejo Deliberante. La misma sería implementada de forma gradual y acompañada por campañas de concientización durante el plazo de un año. El Artículo N°3 expresa:
“NO podrá circular por la vía pública, el conductor de cualquier tipo de vehículo con tasa de alcoholemia superior a cero (0) grados por un mil (1.000) centímetros cúbicos en sangre. Se prohíbe la circulación a conductores de vehículos que hayan ingerido estupefacientes, psicotrópicos, estimulantes u otras sustancias análogas”
La gradualidad y las campañas se perdieron en la letra chica de la ordenanza y, por estos días, se conoció que la norma adquirirá su plena vigencia a partir del mes entrante. La pregunta que cabe hacernos es: estas medidas punitivas ¿tienen un impacto concreto en una conducta que es nociva?.
El año pasado, a raíz de los incrementos del combustible, los montos de las multas ascendieron a sumas que a más de uno podrían persuadir de arriesgarse a tomar un par de copas y conducir. Recordemos que las multas se miden en base al valor del litro de nafta súper vigente al momento de la infracción -la Unidad Fija a Aplicar, UFA- lo que deriva en que hoy, el valor de las infracciones más severas superan los 100 mil pesos, ya que la Ordenanza Nº 5339 establece que en caso de detectarse alcoholemia positiva el conductor será sancionado con una multa graduable entre 2000 UFA a 6000 UFA. Sin embargo, en la práctica los índices de alcoholemia positiva no disminuyeron.
Durante la semana, en una entrevista radial en FM Centro, el Juez de Faltas Municipal, Hugo Morato, reconoció que el incremento del valor de la multa no derivó en un disminución de alcoholemias positivas. Pero, es difícil resistirse a la “tolerancia cero”…
El problema, tal vez, radica en los niveles de consumo de nuestra Provincia, más allá del peligro que pueda generar manejar bajo los efectos del alcohol. Según la Encuesta Nacional sobre Prevalencias de Consumo de Sustancias Psicoactivas realizada durante el 2011, en Tierra del Fuego AIAS, más del 70 por ciento de personas entre 16 y 65 años consumió alguna bebida alcohólica durante ese año. Lo que nos posiciona como la cuarta provincia con el índice más elevado. De ese mismo informe se desprende que más del 82 por ciento de esa franja etaria consumió alguna bebida alcohólica en su vida y así llegamos al tercer puesto del ranking. Tal vez la clave es preguntarnos cómo es que llegamos a ese podio.
Lo paradójico de todo esto es que, según las estadísticas, la población de esta provincia gusta de tomar bebidas alcohólicas. Es probable que en la intimidad de las sobremesas los comensales cuestionen la entrada en vigencia de esta ordenanza -copa de por medio- mientras consultan a través de las redes privadas: “¿algún zorro a la vista?”, a la vez que gritan a viva voz: “a los conductores borrachos hay que encerrarlos a todos por asesinos”. Tal vez estas contradicciones sean una señal de alerta de una sociedad que pide a gritos ayuda porque tiene un problema. Y, tal vez, necesite más campañas de prevención que medidas punitivas con buena prensa.
Luz Scarpati
Deja tu comentario