La Legislatura aprobó la ley que declara al Chinook como especie exótica invasora. El Gobierno provincial sostiene que este paso permite ordenar su manejo en la cuenca del río Santa Cruz, equilibrando ambiente, pesca y desarrollo local.

A lo largo del río Santa Cruz, el paisaje cambia entre meseta, bardas y estepa. Desde hace décadas, ese cauce convive con un visitante inesperado: el salmón Chinook, una especie del Pacífico Norte que se adaptó con fuerza y alteró parte del ecosistema. La nueva ley, impulsada por los legisladores Mario Piero Boffi, Fernando Martínez y Fernando Pérez, viene a poner reglas claras para su control y aprovechamiento sustentable.

El Ministerio de la Producción, Comercio e Industria trabajó con técnicos, especialistas y universidades en un plan integral que se presentó en Comandante Luis Piedra Buena, con lineamientos de zonificación, monitoreo científico y pesca responsable, siempre con la mirada puesta en las comunidades ribereñas.

manejo del salmón Chinook
Subsecretario de Coordinación Pesquera, Fernando Marcos

Una regulación que baja al territorio

El subsecretario de Coordinación Pesquera, Fernando Marcos, señaló que “este paso marca el inicio de una nueva etapa. Nos permite trabajar con herramientas concretas, con criterios de cuidado ambiental y, al mismo tiempo, con una mirada social que prioriza a las comunidades de las cuencas. El objetivo es ordenar la actividad, garantizar sustentabilidad y generar oportunidades reales para quienes viven y trabajan en el territorio”.

Con la ley aprobada, la provincia avanzará en la reglamentación del Plan de Control y Aprovechamiento del Salmón Chinook. El esquema planteado por el Ministerio contempla líneas de acción vinculadas al monitoreo biológico, protocolos para la pesca, zonas de aprovechamiento y áreas restringidas, priorizando a las localidades directamente vinculadas con la cuenca -tanto en Piedra Buena y Puerto Santa Cruz como en El Chaltén y El Calafate-, sin dejar de integrar la participación de pescadores deportivos de otras regiones bajo un sistema ordenado y transparente.

Santa Cruz considera este avance como el punto de partida para una gestión responsable, participativa y sostenida de un recurso que ya forma parte del presente —y del desafío— de la cuenca.

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