Roberto Pattinato escribió el libro “Luca es mío” sobre su relación con el cantante de Sumo. Y se autoelogia, claro.

A lo beatle. Luca hubiera cuimplido 64 años, por eso el homenaje de Pettinato al cruzar la calle como en la tapa de “Abbey Road”, de los Fab Four.

-¿Luca tendría 64?

-NI idea.

-¿No falleció a los 34 y ahora se están cumpliendo 30 años de su muerte…?

-Claro, un ¡When I’m Sixty-Four!

-¡¿Hacemos una foto con vos descalzo cruzando el paso de cebra a lo Paul McCartney?!

-Dale.

​-¿Cómo sería un Luca de 64?

-La gente se muere justamente para que uno se deje de romper las pelotas tratando de imaginársela. Por algo se muere. Lo mismo para Luca que para Perón o para Jim Morrison. No hay manera de poder imaginarlos. En el caso de los artistas yo siempre prefiero que se mueren en el pico de su carrera, y en nuestro caso, en Sumo, no creo que hubiéramos logrado mejores discos que los que hicimos. Y lo digo cruelmente: haber entrado a grabar After Chabón sólo con cinco temas era un síntoma. Encima teníamos contrato para otros tres o cuatro discos más…

-Cruel es una escena de tu libro (“Luca es mío”), donde vos estás saliendo con Luca y su novia de la discográfica y contás que la mina buscaba un contacto físico con vos…

-¡Ayyyy, síííí, qué cosa rara fue eso…!

-A esta altura vos podrías ser un personaje más interesante que Luca. ¿El hubiera escrito un libro tuyo?

-No, pero hubiera hablado bastante de mí. Y con toda mi carrera televisiva, ¡obvio! A mí me gusta desarrollar mi faceta periodística y no me gustan nada los libros de rock que se escriben acá: les falta energía, zarpe, veracidad. Me gusta ser el primero: ¿quién hizo el primer Late Night Show? Yo. ¿Quién irrumpió enTyC Sports y convirtió en canal en algo gracioso? Yo con Bonadeo. Me gusta llamarlas “las pequeñas revoluciones…”

-¿Y con “Luca es mío” cuál sería esa revolución?

-Este es un libro de rock para gente del palo y está escrito como si lo hubiera hecho Johnny Rotten. Lo escribí como en un río de palabras, dejándolo fluir sin corregir ni un punto ni una coma, y la editorial (Planeta) quedó enloquecida. Traté de que me saliera una especie de James Joyce, un Hunther Thompson…

-¿En qué estado te gusta escribir?

-No es necesaria la droga ni fumarte doscientos porros ni nada por el estilo. Lo que sí necesito es un silencio total y absoluto y empezar a escribir desde las dos de la mañana hasta las seis. Las mejores cosas te salen cuando tenés mucho sueño.

-En el libro vos hablás de Luca sin correrte ni un centímetro del mito conocido. Lo contás como si fuera el único ser humano que no tenía dos caras…

-¡Es que no tenía dos caras! Mucha gente es así. Luca era como Tanguito, como Miguel Abuelo. Tipos que conocían una sola avenida y apretaban el acelerador. No eran caretones de esos que decís… “ah, pero al final se compró un departamento en Recoleta”

-Según contás, a Luca le importaba bastante la guita…

-De golpe parecía estar en contra el sistema y de golpe era como muy muy bicho. Yo no quería ir a lo de Badía porque me parecía un careta, pero el quiso ir al programa “A la cama con Moria” jajajá. Hay una cosa de Luca que no sé cómo explicar exactamente… Yo no sé si a él le gustaba Buenos Aires. De hecho se las pasaba criticándonos todo el tiempo.

 

 

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