Tras la llegada del Antonov AN-124 a Comodoro Rivadavia, la delegación del equipo ruso había mantenido un perfil bajo. El lunes por la noche fue su hora de comenzar a trabajar: partió la Corbeta Rusa y el aviso ARA Islas Malvinas hará lo propio en los próximos días para cargar más insumos y equipamiento de rastreo en la búsqueda del ARA San Juan.

La intensidad y presencia en el puerto de Comodoro Rivadavia mermó tras la salida del Sophie Siem, pero el ritmo de trabajo se mantuvo. La Corbeta Robinson atracó en el puerto de Comodoro Rivadavia pasadas las 16 horas del lunes. Víveres, algunos insumos y equipamiento ruso fueron parte de la carga. En la embarcación, que partió casi 10 horas después, también abordó parte de la comitiva de la Armada de Rusia, junto con un intérprete local que se ofreció a facilitar el trabajo mar adentro.

Parte de la tecnología dispuesta por Rusia -que llegó en el Antonov An-124 días atrás a la ciudad chubutense-, se embarcó en la Corbeta argentina. Se trata de un mini submarino de búsqueda denominado Falcon, con una capacidad de descenso de 600 metros. Según relataron fuentes de la Armada, la barrera idiomática fue la más dura para enfrentar. Explicaron que se hizo una convocatoria en las redes sociales y la comunidad local rusa respondió: así, se armó un equipo de 9 intérpretes que permiten trabajar con fluidez en las tareas.

Uno de ellos, Eduardo Voziyanov, según pudo saber EL ROMPEHIELOS, se puso a disposición y embarcó ayer en la Corbeta. El joven ingeniero desempeña sus tareas en la empresa Weatherford Internacional en su base de Comodoro Rivadavia. Tanto su trabajo como su familia no dudaron en aprobar la decisión tomada por el joven para sumarse a la búsqueda como facilitador entre ambos países.

El vinculo con la comunidad también se intensificó con los equipos de soldadores que se acercaron a colaborar en algunas reparaciones menores que requería la Corbeta. Se trata de José Ovalle, Sebastián Feito, y Mario Bowman de “Soldaduras Patagónicas”.

Emocionado, Ovalle declaró ayer: “la verdad que es un momento emocionante con todo lo que está pasando. Uno se pone en la situación de la familia, no los encuentran. Realmente es complicado para ellos el solo hecho de pensarlo y sentirlo. Uno se emociona”.

Contó que tras su contacto con los rusos “realmente están con los objetivos bien claros de llegar hasta donde sea para poder encontrarlos”. Los soldadores recibieron algunos obsequios de parte de la Armada: “no estaba previsto, es muy lindo de su parte”.

La gente de Soldaduras Patagónicas colaboró con reparaciones en unas bridas, según expresaron. Ademá, se sumaron herramientas que podrían ser útiles en alta mar en caso de ser requeridas. Destacaron la calidez del trato de los oficiales de las Fuerzas Armadas y sus pares rusos.

Desmentidas diarias

Si algo caracteriza estas horas de angustia que se viven desde hace 13 días, son las noticias falsas acerca del hallazgo del submarino. La última imagen viralizada decía “confidencial” y rezaba “Sohpie Siem (empresa sipetrol) encontró unidad. 1050 metros de profundidad”.

Días atrás (y hasta que el remolcador salió del puerto de Comodoro Rivadavia) el vocero del cuerpo de Marines Héctor Alejandro se encargó de dar dos datos que tiran por tierra esta versión: el mini submarino americano es de rescate, y llega a los 600 metros de profundidad.

Ni búsqueda ni rastreo profundo. Los equipos que cuentan con capacidad de superar los 600 metros son rusos y están en camino (en la Corbeta Robinson uno y en el ARA Islas Malvinas el otro).

Por el momento, la búsqueda sigue en pie a pesar del angustiante paso del tiempo. Se espera que el día jueves arribe al puerto de Comodoro Rivadavia el aviso ARA Islas Malvinas, un remolcador de origen ruso perteneciente a la Armada Argentina. En el mismo partirían el resto de los insumos traídos por Rusia y el resto de los representantes de la Armada que permanecen en la ciudad. Sin mayores detalles, se sabe que el mini submarino Pantera Plus, con capacidad de hasta mil metros de profundidad, partiría en esta embarcación.

 

Pablo Riffo

 

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