El equipo de foto identificación del ICB encontró que 7 de las 22 ballenas que fueron equipadas con dispositivos satelitales durante la temporada 2022 del proyecto “Siguiendo Ballenas”, son individuos previamente conocidos. Se trata de Ágata, Rodocrosita, Obsidiana, Amatista, Ónix, Turmalina y Esmeralda. Conocer sus historias de vida, además de sus recorridos, aporta información de gran importancia para este proyecto.
En septiembre pasado, durante la 7ma edición del proyecto colaborativo “Siguiendo Ballenas”, se equiparon con transmisores satelitales de última generación a 16 individuos en el Golfo Nuevo (Chubut) y a 6 en el Golfo San Matías (Río Negro). Estas 22 ballenas francas recibieron nombres de diversas piedras semipreciosas. El registro de sus movimientos dentro de los golfos norpatagónicos y de sus viajes oceánicos aporta información necesaria para localizar ambientes clave para el ciclo de vida de la especie, comprender cómo las ballenas responden al cambio climático y promover medidas para su conservación.
Al igual que en temporadas previas, a partir de las fotografías tomadas de las ballenas equipadas con transmisores, el equipo de fotoidentificación del ICB efectuó su búsqueda en el catálogo que contiene más de 4.100 individuos identificados desde 1971. Tras un arduo trabajo, el equipo integrado por Vicky Rowntree del Ocean Alliance y las investigadoras del ICB: Florencia Vilches, Carina Marón, Camila Muñoz Moreda y Aluminé Orce: pudieron determinar que Ágata, Rodocrosita, Obsidiana, Amatista, Onix, Turmalina y Esmeralda, son ballenas previamente conocidas.
Identificación de ballenas: clave para conocerlas, entenderlas y protegerlas
En 1970, el Dr. Roger Payne descubrió que cada ballena franca tiene un patrón único de callosidades en su cabeza, que no varía con los años y que permite identificar individuos, como sucede con nuestras huellas dactilares. Gracias a este descubrimiento, desde hace más de 5 décadas, en forma conjunta con Ocean Alliance, realizamos la foto-identificación de las ballenas francas australes que utilizan como área de cría las aguas costeras de Península Valdés, Argentina.
A lo largo de las diferentes temporadas de este proyecto hemos podido revelar historias de vida fascinantes como la de Antares, que es una ballena que conocemos desde el 2010 y que fue monitoreada satelitalmente en dos años diferentes: 2015 y 2021. Este evento azaroso permitió generar información excepcional ya que además de saber que es una ballena de más de 21 años, por primera vez, pudimos conocer el recorrido de una misma ballena en dos años diferentes: en 2015 como hembra solitaria y en 2021, junto a una nueva cría. Otros casos especiales fueron los de Espuma y Paciencia que fueron monitoreados satelitalmente en diferentes años y resultaron ser hermanos e hijos de Dockisder, una ballena que es integrante de una familia que conocemos 5 generaciones.

Conocer los recorridos de ballenas integrantes de una misma familia aporta información inédita. Estas historias, como las de otras ballenas conocidas que hemos podido monitorear satelitalmente, enriquecen el resultado y nos brindan insumos muy importantes para poder protegerlas en todo su rango migratorio.
Acerca del Proyecto «Siguiendo Ballenas»
«Siguiendo Ballenas» se inició en 2014 y tiene por objetivo conocer las rutas migratorias y áreas de alimentación de las ballenas francas australes que se reproducen en los golfos norpatagónicos.