
Lanzado el 15 de septiembre, el satélite ICESat-2 con sus 10.000 pulsos por segundo, envía 300 billones de fotones verdes al suelo y mide el tiempo de retorno para monitorizar cambios en el hielo de la Tierra.
ICESat-2 tiene por misión medir con precisión las alturas del hielo y cómo cambian con el tiempo. Para ello, calcula el tiempo que tardan los fotones individuales en abandonar el satélite, reflejarse en la superficie y volver al telescopio receptor en el satélite.
El instrumento ATLAS puede cronometrar fotones con una precisión de menos de una mil millonésima de segundo, lo que permite a la misión detectar pequeños cambios en las capas de hielo, los glaciares y el hielo marino del planeta.
fuente: Agenda Antártica
Silvana Minué
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