Durante el tiempo que esta unidad de la Armada Argentina permaneció fuera de su apostadero natural, realizó diversas actividades en el mar austral.

El patrullero oceánico ARA «Piedrabuena”, dependiente de la División Patrullado Marítimo, se encuentra amarrado nuevamente en el muelle oeste de la Base Naval Mar del Plata, luego de haber cumplido funciones como buque de estación en la Base Naval Ushuaia.

A su arribo, fue recibido por el Comandante del Área Naval Atlántica, Contraalmirante Marcelo Luis Fernández y por el Comandante de la División Patrullado Marítimo, Capitán de Navío Martín Edgardo Méndez.

Durante su permanencia en la zona de responsabilidad del Área Naval Austral, realizó múltiples actividades operativas, incluyendo más de quince navegaciones, entre ellas patrullas de control de espacios marítimos de jurisdicción nacional; circunnavegaciones a la Isla de los Estados; relevo y mantenimiento de puestos de control y tráfico marítimos en Puerto Parry, de Isla de los Estados, y Bahía Buen Suceso; y una circunnavegación a la Isla Grande de Tierra del Fuego por los canales fueguinos; entre otras.

Durante su regreso, en tanto, llevó adelante una nueva patrulla de control de los espacios marítimos a órdenes del Comando Conjunto Marítimo del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, y participó en un ejercicio con la Flota de Mar.

Al respecto, luego de finalizar las actividades el Comandante de la unidad, Capitán de Fragata Sebastián Gabriel Campi, explicó que las tareas llevadas a cabo permitieron a la unidad y al personal reforzar su adiestramiento.

“En las navegaciones de patrullado se desarrolla otro tipo de actividad oceánica que incluye maniobras en medio de la flota de buques pesqueros”, señaló respecto a las navegaciones que habitualmente llevan a cabo, a las que se sumó esta nueva etapa en los mares del sur: “En esta ocasión pasamos a un contexto de navegación costera, con costas bien escarpadas, que implica otro tipo de riesgos, pero también de incentivos para la actividad operativa», dijo y agregó: “El balance es muy positivo porque la navegación y el despliegue en otra base naval permite aprovechar al máximo para contribuir a fortalecer el adiestramiento, y estrechar la vida de cámara y camaradería a bordo”.

Fuente: Gaceta Marinera

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