En el corazón del Parque Patagonia, donde la naturaleza prístina y la rica historia convergen, la “Huella de Gradín” se erige como un tributo a uno de los primeros exploradores que dejaron una marca indeleble en esta región única. Facundo Epul, guía de trekking y de observación de fauna en Parque Patagonia, nos sumerge en la historia que rodea esta travesía, uniendo pasado, presente y futuro en un viaje emocionante.
Corría el año 1964 cuando el topógrafo y arqueólogo Carlos J. Gradín se aventuró en las vastas tierras del noroeste santacruceño. El eco del viento rozando las salientes del cañadón del río Pinturas acompañaba sus incansables exploraciones hacia la famosa Cueva de las Manos. Estas investigaciones, que se extendieron durante varios años, se han convertido en pilares fundamentales para entender las enigmáticas representaciones plasmadas en las paredes de la cueva.
La misma zona que fue caminada por los primeros habitantes y explorada por Gradin y sus colegas, es ahora un área protegida de uso público en el Parque Patagonia. Desde el Portal Cañadón Pinturas, los visitantes pueden planificar sus recorridos por un circuito de senderos, áreas de acampe, miradores y el renombrado Parque Provincial Cueva de las Manos, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
La “Huella de Gradín”, un circuito de 12 km que lleva el nombre del arqueólogo, se erige como un homenaje a aquellos que contribuyeron significativamente a entender la historia de la región de hace unos 9000 años.
La travesía cruza el río Pinturas múltiples veces, pasando por formaciones rocosas espectaculares, bordeando el cerro Amarillo y la meseta de Sumich. Cada paso es una conexión con el pasado geológico de la región, tallado por eventos que ocurrieron hace 150 millones de años.
En una conversación con Facundo Epul, guía experimentado de “El Choique Guía”, nos cuenta sobre la historia detrás de la “Huella de Gradín” y cómo surgió la idea de ofrecer esta travesía en el Parque Patagonia.
“La huella, originalmente utilizada como acceso a la antigua Ea. Alto Rio Pinturas, se convirtió en un camino esencial para la arqueología en el siglo pasado. La creación de esta senda fue posible gracias a los esfuerzos del Parque Patagonia, que habilitó el acceso público a este sector del cañadón, cargado de historia”.
Para llegar al sendero La Huella de Gradín, se deja el vehículo en el estacionamiento del sendero La Guanaca o el Puesto La Señalada, siguiendo el sendero La Vertiente y conectándose con la Huella de Gradín, dejando atrás la imponente meseta de Sumich para adentrarse en el cañadón del río Pinturas. Cada paso revela no solo la belleza natural, sino también capítulos vívidos de la historia que se despliegan ante los ojos de los visitantes.
“En el cañadón es normal que podamos ver cóndores y adentrarnos a toda esa flora que se encuentra más reparada dentro de los cañadones y que en el invierno abriga a toda la fauna nativa que emigra hacia allí para pasar mucho mejor el invierno en lugares más reparados”, explica.
La “Huella de Gradín” es una senda de dificultad media, posible de realizar de octubre a abril. Se puede completar en un día, o acampar a mitad de camino en el camping agreste La Confluencia, en la intersección de los cañadones Caracoles y Río Pinturas y participar en visitas guiadas al Parque Provincial Cueva de las Manos.
Para Facundo, la importancia de promover un turismo respetuoso con el ambiente radica en la posibilidad de que la gente vuelva a disfrutar de estos espacios naturales, reconectándose con la belleza del entorno.
Daniella Mancilla Provoste