El estudio internacional, en el que participaron especialistas del CONICET y de la Universidad de Oxford, aporta información crucial para comprender aspectos relacionados con la interacción entre las sociedades humanas y los cánidos silvestres, así como para avanzar en la comprensión de los procesos de domesticación a nivel global.

Un reciente estudio internacional, en el que participaron especialistas del CONICET, acaba de proporcionar novedosa información sobre la distribución, características e interacciones ecológicas de una especie de zorro extinta, conocida como Dusicyon avusLa investigación no solo amplía la distribución geográfica conocida de esta especie y cuestiona hipótesis anteriores sobre los motivos de su extinción, sino que, además, aporta evidencia de que la relación de estos animales con los seres humanos habría sido más estrecha de lo que se pensaba hasta ahora.

El espécimen analizado, encontrado en excavaciones arqueológicas realizadas hace treinta años en el cementerio prehispánico de Cañada Seca, localizado en San Rafael, Mendoza, estaba enterrado junto a veintiún esqueletos humanos y, de acuerdo a análisis de isótopos estables realizados a los restos, este zorro tenía la misma dieta que los humanos, y muy distinta a la de otros zorros y carnívoroslo que indicaría que el animal pudo haber sido compañero, o incluso mascota, de los cazadores-recolectores del Holoceno tardío que habitaron esta zona. De acuerdo con dataciones radiocarbónicas, el sitio en el que se produjo el hallazgo tiene aproximadamente 1.500 años de antigüedad.

“Los datos recolectados evidencian una estrecha relación entre Dusicyon avus y los humanos. El hallazgo del espécimen en un contexto arqueológico, junto con restos óseos de personas, sugiere una asociación cercana entre ambas especies. Además, los estudios realizados a su dieta revelan similitudes en la alimentación, lo que señalaría una interacción directa, ya que indica que fue alimentado por los humanos. También, el fechado directo del esqueleto del zorro coincide con el de los restos humanos lo que refuerza esta asociación”, comenta Cinthia Abbona, investigadora del CONICET en el Instituto de Evolución, Ecología Histórica y Ambiente (IDEVEA, CONICET-UTN) y primera autora del trabajo publicado en Royal Society Open Science. El estudio fue liderado por Abbona en conjunto con Ophélie Lebrasseur, investigadora. de la Universidad de Oxford, Reino Unido.

Según la científica, los datos obtenidos en el estudio confirman investigaciones previas que sugerían vínculos cercanos entre ambas especies y en las cuales se describían ofrendas rituales, utilización de restos de D. avus como ornamentos y casi nulas pruebas de consumo humano de este animal: “Los estudios zooarqueológicos indican que este cánido no era consumido regularmente como alimento por las poblaciones humanas. Esto indica que su presencia en estos contextos no se debe simplemente a su valor como recurso alimenticio, sino que probablemente estuvo relacionado con otros aspectos de la vida humana”, dice la investigadora.

El estudio, además, amplía la distribución geográfica de Dusicyon avus hasta el extremo norte de la Patagonia. Exámenes morfológicos, análisis de ADN y de isótopos estables permitieron al equipo científico realizar una reclasificación taxonómica del animal, cuyos restos, se pensaba por análisis previos, pertenecían a un cánido del género Lycalopex, ampliando la presencia de Dusicyon avus hasta el extremo más septentrional de esta zona geográfica.

Otro de los aportes de la investigación es que refuta una hipótesis previa que indicaba que la hibridación con perros domésticos fue un factor determinante en la extinción de la especie: “En el trabajo se descarta la posibilidad de que la desaparición de Dusicyon avus esté relacionada con el cruzamiento o mestizaje con perros domésticos de origen europeo. En base a la inferencia de hibridación, utilizando la divergencia genética como proxy, se predice que el cruce entre ambas especies habría producido descendencia infértil. Esto sugiere que es poco probable que haya tenido un impacto significativo en la supervivencia a largo plazo de la especie”, explica la investigadora.

El espécimen analizado ofrece información valiosa sobre esta especie extinta hace quinientos años, no solo amplía el conocimiento sobre su alcance geográfico y los motivos de su extinción, sino que, además, permite conocer mejor la vida y las interacciones entre humanos y animales en la Patagonia precolombina. “La evidencia que respalda una estrecha relación entre los humanos y esta especie es crucial para comprender aspectos relacionados con la interacción entre las sociedades humanas y los cánidos silvestres, así como para avanzar en la comprensión de los procesos de domesticación a nivel global”, concluye la científica.

Fuente: CONICET

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