Dos ejemplares de ballenas franca austral ingresaron a la ría de Puerto Deseado, en la provincia de Santa Cruz, en su viaje migratorio hacia la Península Valdés.
Suelen entrar para descansar – aprovechando la marea subiente e irse con el cambio de marea- en su regreso de la temporada de alimentación durante el verano en las Islas Subantárticas.
Los vecinos de la ciudad santacruceña pudieron disfrutar del espectáculo desde la costa y hasta escuchar su enigmático canto.
Cabe señalar que los ejemplares de ballena franca austral llegan anualmente a los golfos internos de Península Valdés, tanto al Golfo Nuevo como al San José, donde cumplen el ciclo vital de reproducción y cuidado de los ballenatos en esas apacibles aguas.
La apertura formal de la temporada de avistamientos se realiza sobre mediados de junio, cuando se estima que la población adulta ya está completa en ese espacio, a la espera de que nazcan las crías.
Los ejemplares de la especie “Eubalaena australis” o ballena franca austral configuran un espectáculo asombroso que se repite todos los años con una población que ronda las 2.000 mamíferos cuando se producen los nacimientos.
El aumento de la población hace que se observen ejemplares hacia el norte y el sur de Península Valdés, abarcando gran parte de la costa atlántica chubutense sobre el extremo noreste de esta provincia, desde Playa Unión, a la altura de la desembocadura del río Chubut, hasta el golfo de San Matías, en el sudeste de la vecina provincia de Río Negro.
Investigaciones recientes probaron que las ballenas vuelven al mismo sitio porque tienen lo que en zoología se llama “filopatria”, es decir la tendencia a permanecer en el mismo territorio en que nacieron, o a volver al mismo para reproducirse.
Fuente: TiempoSur