El diputado fueguino Federico Frigerio insiste con la creación de la Agencia Antártica Argentina para unificar las competencias sobre el continente blanco dividido entre Cancillería y Defensa.
El viaje de Alberto Fernández a la Base Marambio este 22 de febrero, reactivó un pedido anterior de la bancada de Juntos por el Cambio para crear una Agencia Antártica Argentina que unifique la estrategia nacional sobre la Antártida.
Para la oposición, el viaje fue para hacer anuncios menores, y reclaman que el país debe recuperar años de atraso de infraestructura y evolución institucional de la política antártica nacional.
La Antártida es el único continente no explotado en sus recursos naturales y contiene una de las reservas de agua dulce congelada más grande del planeta. Su explotación está protegida por el Tratado Antártico firmado en 1959. Argentina es uno de los 12 países que firmó el Tratado y por ende en algún momento esos países originarios tendrán que resolver definitivamente los reclamos de cada miembro.
El diputado nacional de Juntos por el Cambio Federico Frigerio, presentó un proyecto en 2021 para crear la Agencia Antártica Argentina, que sería un organismo rector único que centralice y coordine la actividad y dependería de la jefatura de gabinete.
La Agencia propone mudar a Ushuaia todas las dependencias relativas a la Antártida que con el objetivo de hacer que los programas mundiales dependan de Argentina, tanto por la infraestructura, el combustible, como de la búsqueda y rescate. Además de esa mudanza, el proyecto comprende la creación de un centro antártico internacional, la base naval integrada y la construcción del muelle antártico, con el que se centralizaría la flota antártica hoy dividida entre Puerto Madero, Mar del Plata y Bahía Blanca.
“Cuantos más programas antárticos dependan de nuestros medios logísticos y de nuestra infraestructura, más sólido va a ser nuestro reclamo y podremos negociar desde una posición de fortaleza ” afirmó el diputado por Tierra del Fuego Federico Frigerio.
Para Frigerio, Argentina tiene una deficiencia de infraestructura; el muelle antártico es una de las deudas más grandes de la política, planificado por la Armada Argentina desde 1978 y nunca ejecutado. Por esta razón el rompehielos Irízar pasa 7 meses del año amarrado en Puerto Madero, cuando podría estar en Tierra del Fuego que es el punto más cercano a la Antártida en todo el mundo, junto con el resto de la flota antártica. El Museo Antártico, paradójicamente, está en La Boca y no en Ushuaia.
Por otro lado, el control de las actividades relacionadas a la Antártida está dividido entre Cancillería y el Ministerio de Defensa. Las operaciones logísticas las coordina Defensa, pero la relación de Antártida con el mundo depende de Cancillería.
Es común que programas antárticos de otros países firmen convenios con Cancillería para poder hacer ciencia en bases argentinas. El ministerio de Relaciones Exteriores absorbe esos fondos pero le traslada las tareas a Defensa sin los recursos, por lo que se vienen perdiendo programas antárticos por falta de coordinación. Por eso en los últimos años el mundo se volcó a la ciudad chilena de Punta Arenas, otra de las cinco ciudades del mundo que como Ushuaia sirven como puerta de entrada a la Antártida. A pesar de que para viajar a la Antártida desde Chile se demandan dos días más de navegación que desde Ushuaia, en el país trasandino cuentan con la infraestructura para cumplir con las demandas de los países que quieren ingresar al continente blanco.
“La presencia Argentina en la Antártida se la tenemos que agradecer al gran esfuerzo de las Fuerzas Armadas que a pesar del abandono de las políticas públicas nacionales, sostienen con mucho patriotismo el despliegue Antártico Nacional en el continente blanco” comenta Frigerio.
En este contexto, Tierra del Fuego en general y Ushuaia en particular, no se beneficia ni con el 1% de los que otros países invierten en logística antártica (hoy gastan más 1.200 millones de dólares anuales). Pese a que tiene potencial para capturar el 100% de esas operaciones no contamos con la infraestructura necesaria. Con capturar el 30 o 50% de esas inversiones, el programa argentino antártico, que exige alrededor de 5.000 millones de pesos anuales, sería superavitario.
“De cómo desarrollemos Tierra del Fuego va a ser directamente proporcional a la posibilidad argentina de dominio del Atlántico Sur, Malvinas y Antártida”, sentenció Frigerio.