Desde hace unos días, habitantes de las provincias de Tierra del Fuego y Santa Cruz pudieron apreciar en sus cielos el fenómeno óptico meteorológico conocido como “irisación”. De qué se trata, cómo se forma y por qué puede ser peligroso.
Según el Servicio Meteorológico Nacional, se trata de nubes estratosféricas polares, “un fenómeno asombroso, pero peligroso”. Primero, definamos: estas nubes se forman en la estratósfera (capa de la atmósfera) a una temperatura inferior a los -70°C y -80°C y existen 2 tipos según su composición:
1) Ácido nítrico y agua: las que se forman por encima del punto de sublimación del hielo (transición directa de fase sólida a vapor) son el resultado de la condensación de ácido nítrico y agua (tipo 1).
2) Hielo (nacaradas): Si se encuentran por debajo del mismo estarán compuestas principalmente por hielo. Para entender dónde y cómo se forman, debemos mencionar que la atmósfera está compuesta por varias capas. La primera es la tropósfera, donde ocurren todos los fenómenos meteorológicos que conocemos, y por encima está la estratósfera, que alcanza hasta los 50 km de altura.
Además, a medida que ascendemos la temperatura sufre modificaciones. En la estratósfera se alcanzan valores inferiores a -50 °C y -60 °C. En consecuencia, las nubes que logren formarse lo harán compuestas por cristales de hielo.
Ahora bien, lo cierto es que solo se forman en las latitudes altas de la Tierra, y hay una explicación al respecto: durante la época invernal se forma un vórtice en los polos. Este vórtice es una masa de aire en forma de columna o espiral con rotación ciclónica.
En consecuencia, cuando se forma este vórtice la región queda “aislada”, lo que contiene y concentra aire muy frío en toda la zona. Esto favorece la condensación por encima de la tropósfera, y permite el desarrollo de estas nubes.
Por otro lado, los colores brillantes iridiscentes que caracterizan a las nubes nacaradas son producto de la difracción y la interferencia de las ondas de luz sobre los cristales de hielo, es decir, cuando la luz solar se descompone en diversos colores.
La tonalidad de los colores tiene cambios según a qué altura se encuentre el sol respecto al observador. La iridiscencia se intensifica cuando el mismo se encuentra varios grados por debajo horizonte, es decir, en el amanecer o anochecer.
En el caso de las nubes estratosféricas polares compuestas por ácido nítrico y agua, tienen un aspecto más opaco.
Ambos tipos de estas nubes contribuyen a la destrucción de moléculas de ozono, gas predominante en la estratósfera (allí se encuentra la capa de ozono). Al estar hechas de pequeñas gotas de ácido nítrico, ácido sulfúrico y otros compuestos, las superficies de estas gotas actúan como catalizadores, convirtiendo formas relativamente benignas de cloro artificial en radicales libres activos, que pueden destruir el ozono.
Por último, la destrucción de estas moléculas (donde se involucran también otros procesos químicos), permiten el desarrollo del “agujero de ozono” en las regiones polares. Cada año este fenómeno puede diferir en su magnitud.
Fuente: con información del Servicio Meteorológico Nacional