Un equipo de especialistas en paleontología y geología del CONICET halló más de 120 trazas fósiles en una cantera de roca cuarcita, más conocida como piedra Mar del Plata. Las marcas se encontraron en una superficie de cinco mil metros cuadrados y pertenecerían a peces, denominados Raederichnus dondasi, que habitaron los mares someros de la zona hace más de 430 millones de años.

El grupo halló las marcas fósiles en cuarcitas de origen marino que pertenecen a la Formación Balcarce, un afloramiento de roca presente en el Sudeste de la provincia de Buenos Aires, en serranías del Sistema de Tandilia. Estas rocas pueden encontrarse, además, en las defensas costeras de los balnearios bonaerenses luego de ser extraídas a través de actividad minera.

Las investigadoras del CONICET Karen Halpern, del Centro de Geología de Costas del Cuaternario (CGCyC, CIC-UNMDP) y Soledad Gouiric-Cavalli del Museo de La Plata, junto a Matías Taglioretti y Fernando Scaglia, del Museo Municipal de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia, Marcelo Farenga y Julio Del Río del CGCyC y Lydia Calvo Marcilese, del Área de Geociencias de YPF Tecnología S.A, publicaron recientemente el descubrimiento en la revista científica Palaios.

Karen Halpern explica que las trazas son el molde que dejaron los vientres de los peces, que se recostaron en el fondo del mar hace millones de años. Al irse se cubrieron con sedimentos que, a través de procesos de fosilización y litificación, se transformaron en la traza fósil encontrada en la actualidad. “Lo importante de este hallazgo es que no había registro de peces en la formación Balcarce en Mar del Plata”,  afirma Halpern. Taglioretti agrega: “Además, son trazas asociadas, es decir,  son grupales y nos muestran el comportamiento de los peces, que era gregario desde hace 450 millones de años. El comportamiento suele ser difícil de interpretar a partir de fósiles, pero en este caso era bastante claro y eso lo convierte en un hallazgo único en Argentina y en el mundo”.

¿Cómo llegaron a saber que se trataba de peces? Halpern y Taglioretti cuentan que el proceso fue complejo y desafiante, porque en las rocas no encontraron material que indicara directamente que se trataba de peces, como podría haber sido una escama. Sin embargo, el grupo de investigación continuó su búsqueda de información hasta inferir que las trazas eran de peces que descansaban en el fondo del mar, como si fueran lenguados actuales, por varios detalles que detallan a continuación.

Inicialmente, el tamaño de las huellas indicaba que no se trataba de los invertebrados conocidos para aquella época, ya que las marcas encontradas eran de treinta y cinco centímetros, cuando los invertebrados no superan los diez. Algo semejante sucedió con la posibilidad de que hubieran sido cangrejos herradura ancestrales, conocidos como xifosuros, pero los de aquella época eran mucho más pequeños y sus trazas son bastante diferentes, sobre todo en la cola. En los cangrejos herradura la parte posterior es como un filamento y en el caso de las trazas fósiles marplatenses los especialistas observaban un volumen que no coincidía. De hecho, analizando en detalle los fósiles, encontraron marcas de arrastre que señalan una especie de cola con volumen semejante a la que tienen los peces.

Por otra parte, no encontraron marcas de patas, lo que descartó a los cangrejos prehistóricos. Además, el hecho de contar con más de 120 muestras permitió desestimar esta posibilidad porque resulta poco probable que en todas las trazas se hayan borrado las marcas de extremidades. Por el contrario, lo que sí encontraron fueron marcas de apoyo pareadas en los costados que podrían haber sido generadas por las aletas. La conclusión a la que llegaron a partir de las huellas es que estos peces habrían tenido una forma batoidea, como las rayas, pero con una cola más gruesa, como la que se encuentra en los peces guitarra.

Los paleontólogos añaden que no existía una traza para esa época con estas características, por lo que tuvieron que nombrar a la especie que la habría originado. El nombre elegido fue Raederichnus dondasi. Halpern indica que el nombre Raederichnus surge de la palabra raedera que eran unos artefactos hechos en piedra Mar del Plata con forma de gota que realizaban los nativos pampeanos para raspar y cortar, cuya forma se asemeja mucho a las marcas dejadas por el pez fósil. El nombre se postuló como homenaje a estos antiguos pobladores de estas tierras. Por otra parte, dondasi tiene origen en el apellido de Alejandro Donda, quien fue el encargado del laboratorio de paleontología del Museo Municipal de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia y aportó a las investigaciones y al cuidado del patrimonio en la ciudad. “Por eso decidimos homenajearlo con el epíteto de la especie”, comenta el paleontólogo Taglioretti.

Halpern comenta que la especie Raederichnus habitaba mares tranquilos de poca energía y el paisaje de esta zona se caracterizaba por presentar grandes planicies mareales someras con amplitudes de marea bien marcadas, como las que se encuentran hoy en el balneario Las Grutas o San Antonio Oeste. Taglioretti añade: “Hay que tener en cuenta que la luna tenía un efecto más marcado sobre las mareas que el que conocemos hoy, porque estaba mucho más cerca. El planeta era completamente diferente y, si bien hay discusión al respecto, se puede decir que en aquel momento la vida sucedía principalmente en los mares”.

El descubrimiento de las trazas de Raederichnus dondasi es de suma importancia porque no existía registro de peces para el paleozoico inferior en la Formación Balcarce y porque resulta una evidencia fuerte del comportamiento en cardumen de estos peces. Pero, además, la presencia de peces en aquellos ambientes indica que se trataba de comunidades más complejas, lo que abre la puerta a una nueva línea de investigación sobre estas rocas para la época en la que Raederichnus habitó los mares.

Fuente: Conicet

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