Los food trucks tuvieron tanta aceptación en Neuquén que la actividad se está desarrollando mucho más rápido que las ordenanzas.

En poco tiempo se habilitaron por excepción cerca de 20 carros gastronómicos y hay varias decenas más en espera por el permiso.

Mientras tanto, los concejales llevan más de un año analizando una norma que los regule.

Como se trata de un rubro nuevo, los food trucks o camiones de comida no están contemplados en ninguna ordenanza.

Incluso, en algunos aspectos, chocan con prohibiciones vigentes.

Por ahora, su funcionamiento depende de medidas excepcionales que toma el Ejecutivo, mientras en el Concejo ponen el pie en el acelerador para sacar la regulación lo más pronto posible.

La primera experiencia con estos carros fue en septiembre de 2016, con un festival en el Paseo de la Costa.

El público respondió tan bien que, hace tres meses, se habilitó un parque de food trucks en la Plaza de la Mujer y, unas semanas atrás, se sumó otro en Fava y Olascoaga.

En ambos casos, se trata de pruebas piloto.

Los concejales intentaron anticiparse al fenómeno, pero tardaron demasiado.

En mayo de 2016, el oficialismo presentó un proyecto para establecer los requisitos que deben cumplir los carros, que todavía se sigue analizando.

La propuesta tuvo varias idas y vueltas porque afecta a vendedores más antiguos en el rubro, como los pancheros y los choripaneros.

Francisco Sánchez, autor del proyecto, explicó que consultaron a legisladores de la Ciudad de Buenos Aires y a dueños de los camiones para armar el texto.

Contó que el principal obstáculo tuvo que ver con los carritos más chicos “que quedan incluidos porque es venta de comida en la vía pública y todos tienen que tener las mismas medidas de higiene”. Cuando esté la norma, añadió, “la gente tendrá la certeza de que el alimento está bien conservado como en cualquier cocina de un restorán”. Señaló que también permitirá “que todos tengan las mismas posibilidades y no haya privilegios”. Para el edil del PRO, sólo falta ajustar algunos puntos y “el próximo lunes podría salir de la comisión”. De ser así, la ordenanza se aprobaría antes de fin de año. En el MPN, el principal bloque opositor, acuerdan en que hay que regular urgente los carros gastronómicos pero no levantarán la mano si se perjudica a otros ambulantes.

Andrea Ferracioli, presidenta del bloque, indicó que el proyecto oficialista originalmente “borraba del mapa” a los carritos de panchos y choripanes.

Recordó que quisieron tratarlo y volvió atrás por falta de votos.

Hoy están trabajando en un texto nuevo, para darles un plazo razonable a los veteranos de la comida al paso para que se adapten.

Hasta ahora, el Deliberante se tomó su tiempo para lograr un consenso.

Pero hay algo en lo que todos coinciden: si la ordenanza no sale pronto, quedarán por detrás de un fenómeno que parece imparable. “Me parece bárbaro que se regule porque es para mejorar. Nosotros la peleamos para quedarnos porque es una salida laboral tener algo de nuestra propiedad”.Adriana.

Titular del carro de comidas Nanny García “Tardamos seis años en tener el carro. Empezamos con un motorhome en Gatica. Estaría bueno que abran más espacios porque somos muchos los food trucks”.María.

Propietaria del food truck Caleuche “Para nosotros es una fuente de trabajo. Está bueno que regulen porque, por ejemplo, no hay baños y tenemos que alquilar uno junto con los otros carros del sector”.Emma.

Dueña del carro que funciona con el nombre de Gibbor 400.000 pesos es lo que cuesta armar un food truck.

Es el monto promedio y varía mucho según el vehículo y el equipamiento necesario para cada rubro.

Los más baratos pueden requerir la mitad de esa cifra.

Permiso anual y comida alternativa El proyecto en debate en el Concejo Deliberante capitalino busca modificar la ordenanza de venta en la vía pública e incluir un capítulo especial sobre los carros gastronómicos.

El texto todavía está sujeto a modificaciones, aunque hay varios puntos prácticamente definidos.

Por un lado, prevé que los permisos tengan un año de vigencia, pudiendo renovarse, y se cobren tasas por ocupación de la vía pública y venta ambulante de comida.

En cuanto a la oferta, se establece que cuenten con al menos una de estas tres alternativas: comida para diabéticos, para celíacos y preparaciones con frutas y verduras.

Se pretende exigir que los carros tengan acero inoxidable en las partes de contacto con alimentos, más un piso impermeable para que sea fácil de limpiar.

También que dispongan de un tanque con agua tratada y otro depósito para el líquido residual.

Deberán incluir además heladera para conservar en frío, canillas para lavarse las manos y cestos de basura bien cerrados.

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