Las profundidades del lago Nahuel Huapi no sólo contienen información geológica sobre su origen y dinámica, sino que también albergan enigmas que forman parte del patrimonio arqueológico y cultural. Es el caso del vapor Helvecia, una embarcación hundida, que se encontraba perdida desde hacía más de 100 años, y que recientemente fue localizada gracias al aporte científico y tecnológico de un equipo de investigación del CONICET. Este mítico remolcador, que transportaba manufacturas entre Argentina y Chile en los momentos fundacionales de la ciudad de San Carlos de Bariloche, naufragó en 1906 por motivos que aún se desconocen.

La búsqueda del vapor tomó forma en el marco de la realización del largometraje documental La búsqueda del Helvecia, de la productora audiovisual Acuanauta Films. Nicolás Mazzola, director del documental y presidente de Acuanauta S.R.L., acompañado por Pablo Sigüenza y Lucas Bonfanti (además de reconstruir la historia de la embarcación) intentó durante varios años dar con la localización del naufragio. A partir de interrogarse por la posibilidad de que el barco apoyado en el fondo lacustre pudiera haber sido movido del lugar original por un deslizamiento subacuático, contactaron a especialistas del CONICET que integran el Grupo de Estudios Ambientales del Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC, CONICET-UNCo), con amplia experiencia en el estudio de los sistemas lacustres del norte de la Patagonia.

Ante la consulta de Bonfanti, el equipo científico revisó sus registros: “Corroboramos que contamos con información ya relevada del sector y analizamos la cuadrícula solicitada pero no encontramos nada significativo. Ampliamos la búsqueda a un área contigua y allí apreciamos una silueta de forma y dimensiones consistentes con el vapor, por lo que recomendamos buscar en este punto”, relata Gustavo Villarosa, investigador del CONICET en el IPATEC y líder del equipo que ayudó a los realizadores del documental a localizar el Helvecia.

Los especialistas identificaron el sitio donde debía estar ubicado el remolcador naufragado, con un grado de precisión tal que permitió que el vapor fuera hallado en la siguiente salida al lago de los documentalistas, poniendo así fin a un misterio de casi 120 años.

La colaboración de los equipos de investigación y los realizadores del documental con los agentes de la Administración de Parques Nacionales (APN) permitió iniciar el proceso a seguir para la gestión y conservación del recurso cultural hallado en la jurisdicción del Parque Nacional Nahuel Huapi, que ya fue incorporado al Registro Nacional de Patrimonio Cultural de la APN.

Esta experiencia de transferencia tecnológica muestra la posibilidad de aplicar el conocimiento generado a través de múltiples investigaciones científicas, a una demanda del sector privado sin conexión directa con el campo de conocimiento en cuestión. Lo que les interesaba a los documentalistas no eran los riesgos geológicos, en los que se especializa el equipo del CONICET, sino una exploración de búsqueda para la producción de un contenido cinematográfico; sin embargo, los científicos pudieron brindar una ayuda fundamental a los realizadores audiovisuales.

“La búsqueda del Helvecia ejemplifica con claridad el valor que tiene para una sociedad el conjunto de actividades que se inician a partir de un planteo de investigación científica”, sostiene Villarosa.

Para poder localizar la embarcación, los investigadores del CONICET utilizaron registros batimétricos (mapas topográficos de los fondos acuáticos) propios de alta resolución, tanto del área original de búsqueda como de sectores circundantes. El equipo del CONICET trabaja desde hace varios años en temáticas de limnogeología: el estudio de los sistemas lacustres desde una perspectiva geológica, que incluye la comprensión de procesos relacionados con el origen y evolución de los lagos y de los procesos geológicos que los modifican.

“Investigamos eventos que afectan y han afectado a los lagos de la región en el presente y en el pasado, tales como episodios sísmicos, deslizamientos, inundaciones o inestabilidad de costas, tsunamis lacustres, erupciones volcánicas, entre otros. Estas investigaciones son de particular importancia para comprender los riesgos para las poblaciones costeras y las actividades turísticas, comerciales y recreativas en la región”, afirma Villarosa.

Con su capacidad técnica, “el grupo ha estudiado episodios de gran importancia para la sociedad de la región andino patagónica, como el llamado lagomoto en Bariloche, que fue el evento asociado al gran sismo del 60. Los resultados fueron publicados en 2009 en un trabajo científico que explica los mecanismos que, asociados al movimiento sísmico, dispararon el deslizamiento del sustrato donde se asentaba el puerto, que produjo el hundimiento del muelle junto con embarcaciones amarradas y generó una gran ola de tsunami que fue observada por gran cantidad de personas”, relata el científico. Fue el conocimiento de esta experiencia, a través de una nota de divulgación científica publicada en el sitio web del CONICET, lo que llevó a los documentalistas a acercarse a los científicos del IPATEC.

El hallazgo

Los realizadores del documental recuperan en su trabajo diversos relatos populares alrededor del Helvecia. Desde su llegada al lago Nahuel Huapi en 30 carretas provenientes de Neuquén; hasta los posibles motivos del naufragio, que incluyen desde un sabotaje hasta una explosión o una ola gigante. Todos registros orales y crónicas de la época.

Mazzola, director del documental, relata que antes del contacto con el equipo de investigación del CONICET venían realizando rastrillajes con una ecosonda facilitada por Pablo Vigliano, docente de la Universidad Nacional del Comahue. En un determinado momento, a partir de la lectura de la entrevista que le habían hecho a Villarrosa sobre el lagomoto de 1960, Bonfanti se preguntó si la embarcación podía haber sido movilizada por un deslizamiento como el del puerto San Carlos y quedado sepultada en sedimento. Así fue que decidió contactar al investigador del IPATEC.

Con relación al momento del hallazgo, tras obtener la información provista por Villarosa y su equipo, Mazzola relata: “Rastrillamos la zona varias veces y usamos varias formas de barrido, hasta que, pasando por el naufragio, las personas responsables del equipamiento de robótica subacuática nos informan la detección del barco”. Luego de avistar parte de la banda de estribor y la popa del Helvecia, los realizadores descendieron haciendo buceo, mientras contaban con asistencia desde la superficie de Sigüenza. Finalmente pudieron divisar el buque en su totalidad: “Al ver el barco se me inundó el alma de felicidad”, expresa Mazzola.

“Fue impresionante la alegría que sentí en ese momento porque algo que tanto buscábamos, fue un logro”, señala Bonfanti, por su parte, y continúa: “Estar viendo un naufragio real, que fue una tragedia, el ser los primeros en verlo en tanto tiempo generó un montón de sensaciones. Abajo del agua nos miramos, empezamos a festejar, dimos varias vueltas y Nicolás (Mazzola) agarró la cámara, la apuntó al naufragio para que desde la superficie la pudieran ver, le sacamos fotos y filmamos. Después afuera hubo mucha emoción”.

Villarosa cuenta que apenas los realizadores del documental visualizaron el barco, notificaron al grupo del CONICET que el hallazgo había sido realizado en el punto que ellos habían señalado. “Esto comprobó que la información y la expertise, generada a partir de objetivos estrictamente científicos de aplicación para problemáticas de riesgo, resultó finalmente útil para descubrir y poner en valor un patrimonio histórico, cultural y turístico”.

La investigadora del CONICET Débora Beigt, integrante del equipo que colaboró en la localización del barco; comenta el desafío que implica encontrar naufragios u objetos sumergidos, especialmente en ambientes profundos como es el caso del Nahuel Huapi. “No es posible ‘ver’ el fondo desde la superficie porque la luz natural solo permite visualizar objetos a unos pocos metros de distancia debajo del agua. Por ello, la búsqueda de objetos apoyados sobre el fondo se suele realizar con pequeños vehículos sumergibles o cámaras conectadas a superficie operados desde una embarcación, que cuentan con fuentes de iluminación potentes. Estos métodos sólo permiten cubrir algunos metros de la superficie del lecho lacustre o marino y requieren de complejas operaciones de barrido sistemático del fondo, lo cual resulta muy difícil ya que corrientes y vientos, sumados a la frecuente dificultad de contar con un posicionamiento preciso, conspiran contra las operaciones de búsqueda”. Y añade: “Como alternativa, existen otros métodos de investigación del lecho lacustre que no dependen de imágenes visuales directas, sino que derivan de técnicas geofísicas que por diferentes métodos permiten comprender la morfología del fondo y en algunos casos se puede construir un modelo tridimensional de alta resolución del relieve, o reconstruir imágenes sumamente detalladas. Fueron estos métodos los que permitieron localizar al Helvecia”.

Además de Villarosa y Beigt, en este trabajo participó Lucía Domínguez, becaria doctoral del CONICET en el Grupo de Estudios Ambientales del IPATEC, cuyo tema de trabajo consiste en la reconstrucción de eventos sísmicos y volcánicos ocurridos en los últimos 10 mil años en la región.

Fuente: CONICET

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