La Escuela 721 “Caleta Hornos” de Camarones cuenta con una matrícula de 222 alumnos. Egresan con el título de Tecnicatura en Biología Marina, Pesca y Acuicultura. La mayoría de los egresados eligen continuar sus estudios terciarios o universitarios, y más allá de la formación académica, egresan con una vasta experiencia y prácticas en laboratorio en todo lo relacionado a las algas, mejillones, y cuentan con una mini planta pesquera.

Ya terminaron las clases y todo volvió al mar. No obstante, el director del establecimiento, Jorge Alvarez, abrió las puertas a la delegación del press trip desarrollado el último fin de semana, en el marco de una iniciativa del Ministerio de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut.

“A fin de año, en las escuelas empezamos a cerrar todo. El laboratorio que tenemos en la escuela es de crustáceos, moluscos, tenemos una planta pesquera pequeña y los alumnos hacen pasantías, porque las plantas pesqueras que tenemos en Camarones no laburan”.

“Nosotros necesitamos que los chicos realicen sus pasantías laborales, sea en el Municipio o en el hospital; pero hay una parte que se tiene que hacer en el laboratorio, porque es lo vinculado a la orientación que ellos tienen”, remarcó.

Toda la fauna del mar se transporta a los piletones; en el laboratorio se trabaja con todas las normas de seguridad vigentes; se trabaja con moluscos y en la cría de mejillones, a los que se les provee lo necesario en cuanto a alimentación y temperatura, para su posterior reproducción.

Cuando “calculamos, por muestreo, que ya están por reproducirse, se sacan mejillones hembras y machos, se los estimula, largan espermas huevos, se hace la fecundación y una vez que se fecundan se forman larvas, que pasan a otra sala”, explicó, indicando que se realizan entre 3 u 4 estimulaciones por año. La ambientación, según dijo, es tan real «que pueden fecundar como si estuvieran en el mar».
Se genera “por tanda, unas 40 millones de larvas” que quedan en otra sala del laboratorio escolar.

Tanques, piletones, bidones, equipos de refrigeración y todo lo necesario para que se pueda desarrollar un trabajo de prestigio, y en cuanto a lo que es la elaboración de productos alimenticios, cuentan con todas las autorizaciones. Además, el laboratorio y el trabajo que se realiza con la fauna marina “cuenta con los permisos y habilitaciones de Senasa. Creo que es la única escuela habilitada por el organismo nacional”.

El alimento, para los mejillones, también se genera dentro del laboratorio escolar: “Nosotros hacemos, más o menos, de 10 a 15 mil litros por año de fitoplancton para darle de comer a todas las cadenas de moluscos”.

La cría del mejillón lleva un tiempo de dos años, desde que se comienza a trabajar en el laboratorio, vuelve al mar y luego se lo extrae, «desde los reproductores hasta lograr el producto final se demora dos años», dijo. Hubo un parate en la pandemia y recién “el año que viene habrá producción nueva”, señaló.

Único en el país
El laboratorio escolar “es el único del país que produce como lo hacemos nosotros; no hay otros. Nosotros trabajamos con gente de la UBA, con el Conicet, con gente de Mar del Plata. Viene gente de centros más grandes a trabajar con nosotros. Esta instalación tal vez no es vistosa, pero tenemos proyectos con la UBA para trabajar en la instalación de biosensores en el mar”.

“La producción fresca se vende en el pueblo y también a prestadores gastronómicos de Trelew y Comodoro, elaboramos escabeches y estamos habilitados por Senasa”.

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