Los desechos que generamos están fuera de control. Los rellenos sanitarios están colapsando. Ciudades y bosques padecen de contaminación por residuos. Los mares del mundo no están exentos de esta problemática que cada día es más evidente.

Hace pocos días, en la ciudad de Ushuaia se llevó adelante una jornada de limpieza en la zona de Bahía Golondrina. La actividad, llevada adelante por grupos de voluntarios locales, trabajó durante horas en las que recogieron incontable cantidad de desechos. El hallazgo de miles de palitos de hisopos sorprendió debido a la cantidad y dispersión de estos desechos. Lamentablemente, esto es solo una muestra de una fenómeno global que preocupa a conservacionistas y científicos. La cantidad de basura que existe actualmente en los mares del mundo pone en peligro a ecosistemas marinos enteros.

El mes pasado se hizo viral una fotografía que muestra una enorme “isla” de plástico flotando en aguas caribeñas. El fenómeno no es nuevo y se repite en diversos puntos del océano, donde las corrientes marinas arrastran los residuos que flotan en los mares del mundo. Lentamente, estos residuos se amontonan formado verdaderos “continentes” de basura. Según estudios recientes llevados adelante por la ONG Surfrider, más del 80% de los residuos encontrados corresponden a elementos elaborados con plástico.

Cada día, ocho millones de toneladas de residuos acaban en el océano. El 80% de la contaminación de nuestros mares es de origen terrestre y consecuencia de la actividad humana, con repercusiones terribles en la biodiversidad y en el conjunto de nuestro medio ambiente”, afirma el presidente de Surfrider Foundation Europe, Gilles Asenjo, en un comunicado. Este volumen de residuos es el equivalente a verter en el mar un camión de residuos colmado por minuto.

Debido a que el plástico es muy persistente y se dispersa fácilmente, podemos encontrar plásticos en todos los océanos del mundo, desde el Ártico hasta la Antártida. Sin embargo, se han identificado cinco zonas de concentración conocidas como “islas” o “sopas” de plásticos en las zonas subtropicales: una en el Índico, dos en el Atlántico (Norte y Sur) y dos en el Pacífico (Norte y Sur). Estas son zonas de concentración elevada de microplásticos. También se pueden encontrar altas concentraciones de microplásticos en las áreas litorales, especialmente en regiones con alta población costera con sistemas de gestión de residuos inadecuados, pesquerías intensivas o turismo elevado, como es el caso de Ushuaia, en la que es evidente el problema de falta de gestión, control y concientización que enfrentamos.

El impacto del plástico es tan grave que un reciente estudio publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente plantea que para el 2050 los océanos tendrán más plástico que peces, y que aproximadamente el 99% de las aves marinas lo habrán ingerido en sus sistemas digestivos. De hecho, en la actualidad se calcula que más del 60% de todas las especies marinas tienen rastros del material en sus intestinos.

El plástico en sí mismo representa un grave problema ambiental. Debido a sus características su degradación es muy lenta, por lo cual persiste durante décadas. Debido a la capacidad de flotar de este material, es confundido fácilmente por peces y aves con alimento, especialmente cuando el residuo contiene restos de comida. Una gran variedad de animales terrestres y marinos pueden ahogarse hasta morir con las bolsas de plástico que consumen, ya sea por inanición al quedar bloqueadas sus vías digestivas o por infecciones. Pero la contaminación no solo afecta a los animales. Con el paso del tiempo los residuos plásticos se “muelen” convirtiéndose en micro plástico, el cual también es consumido por los animales que luego se convierten en alimentos para los seres humanos. Si bien no existen datos concluyentes sobre cuánto afecta a la salud el consumo de microplásticos, nada bueno puede salir de ello.

La salida a este problema, como en la mayoría de los casos de contaminación, depende de un cambio de paradigmas. Reducir el consumo, reutilizar y reciclar son la clave. Existen numerosas iniciativas del sector privado para el reciclaje y la reutilización de diversos materiales como el vidrio y el plástico. Estas representan no solo una solución al tema de los residuos sino también una verdadera actividad productiva generadora de empleo. Una adecuada gestión de residuos debe ser aplicada por los gobiernos locales en conjunto con campañas de educación y concientización de la población en lo que a consumo responsable refiere. Muchos sectores de la sociedad están tomando conciencia sobre la gravedad del asunto, lo cual se evidencia en las cada vez más frecuentes campañas voluntarias de limpieza. Lamentablemente estas iniciativas nunca serán suficientes si no existe una verdadera voluntad política de aplicar medidas integrales y a largo plazo.

 

Abel Sberna

 

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