Frente al mar, con cielo gris y viento persistente se dio la cita, allí donde se emplaza la estatua que recuerda a Don José Zink, el “gaucho con sotana” tal como lo apodó el reconocido payador Nieves Cabrera.

Encabezando el acto estuvo presente el intendente de la ciudad, Gustavo Melella, quien conoció de cerca al padre Zink y para quien tuvo sentidas palabras al recordarse un nuevo aniversario del accidente automovilístico que le costó la vida.

“Es imposible olvidarse de él y es imposible no sentir emoción al recordarlo, él trasciende a Río Grande y llama a la unidad, creo que, si hay un personaje importante de la historia de Tierra del Fuego, es él”

Melella recordó algunas anécdotas al recordar que el cura “te bendecía el auto cuando te ibas de vacaciones, los animales, la remera de River” y agregó “cuando él hacía un bautismo era una fiesta porque participaba todo el mundo, bendecía al que estaba mal y lo necesitaba, al que iba desocupado para que encuentre trabajo”.

“A quienes vivíamos en la Misión no nos sorprendía escuchar a las tres o cuatro de la mañana bocinazos, que no era que se estaba incendiando nada, era que alguien se había comprado su coche y se iba de vacaciones al norte y no se podía ir sin que el padre Zink le bendiga el coche. El cura bajaba con la mejor buena onda, nunca protestando, y le bendecía el auto. O a cualquier hora se enfermaba un familiar y lo iban a buscar para que les dé una bendición y el padre con la mejor sonrisa se iba”, recordó el intendente.

Gustavo Melella hizo hincapié en un recuerdo sobre una declaración del cura gaucho, a propósito de una entrevista que le habían hecho “decía que la gente que viniera de otras provincias tenía que querer mucho a Río Grande y darle cosas a la ciudad en vez de pedirle y sacarle, por eso lo mejor es recordarlo hoy con la mejor sonrisa”.

“Era una persona alegre, era muy difícil que se enojara, ahora cuando se enojaba se enojaba, pero él siempre estaba alegre excepto cuando perdía River”, sostuvo el intendente con un gesto divertido.

El padre Zink “era un trabajador incansable; se levantaba temprano y lo primero que hacía era preparar el mate, pero antes ponía Radio Nacional para escuchar el mensaje al poblador rural y se acordaba de su gente de campo a la que visitaba para bendecir y llevar la comunión”.

Insistiendo en el pedido que hacía el famoso cura gaucho, Melella sostuvo que “para celebrar a Río Grande tenemos que comprometernos a cuidarla, a trabajar por la ciudad y a respetar a los demás, es lo fundamental que siempre nos decía a todos”.

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