El apego del gobierno de Mauricio Macri a China resulta ser tan intenso que se pierde uno de los ejes de su política exterior: la apertura al mundo para sumar inversiones.

El ejemplo paradigmático de esta tesis lo presenta el extraño caso de Taiwán que dio muchas muestras para invertir en la Argentina pero hasta ahora sólo recibió trabas y objeciones de la Cancillería porque no quieren reconocerle su statu quo independiente de la administración china.

“Es muy doloroso y frustrante para nuestras empresas que quieren invertir en la Argentina pero les ponen trabas burocráticas o directamente no les dejan venir. Todo se hace muy difícil aquí”, expresó a Infobae Hsieh Chun-then el embajador de Taiwán en la Argentina que oficia como encargado de negocios de la oficina comercial de su país teniendo en cuenta que la Argentina no reconoce a Taiwán como estado soberano.

Desde el año 1949 en que 1, 2 millones de personas se trasladaron de China continental a la isla de Taiwán y comienzan un camino a la independencia con un sistema democrático ajeno al comunismo chino, hay más de 160 países que ofrecen el visado a los taiwaneses y mantienen fuertes relaciones económicas. La Argentina no niega este estatus especial de Taiwán, pero desde hace muchos años que les impuso severas trabas. El embajador Hsieh Chun-then admite que durante el kirchnerismo, donde había un fuerte lazo con China y una política exterior cerrada, era entendible la estrategia de poner reparos en Taiwan.

“Ahora que Macri abrió la Argentina al mundo y su gobierno busca ser más abierto no se comprenden las trabas y el cierre que impone hacia Taiwan”. Estos obstáculos diplomáticos implican muchas cosas: que los turistas taiwaneses que quieren venir a Buenos Aires tengan que hacer trámites muy engorrosos y que a las empresas que buscan invertir en estas tierras se les pongan fuertes reparos.

Desde la Cancillería argentina expresaron tajantes a Infobae: “La Argentina sigue los parámetros de reconocimiento de una sola China”. En la práctica esto implica no reconocer la soberanía de Taiwan, evitar contactos diplomáticos y mantener relaciones comerciales mínimas. Es que reconocer a Taiwan implicaría para la Argentina perder un importante apoyo económico de China y un reparo de Pekin en su respaldo hacia la Argentina hacia el reclamo de soberanía de las islas Malvinas.

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