Mientras la agenda ambiental de Tierra del Fuego gira en torno a Península Mitre, Corredor del Beagle y salmoneras, la Reserva Provincial Corazón de la Isla podría perder 10000 hectáreas dentro de pocos días. La pelota la tiene la Legislatura que aún está a tiempo de evitar que esto suceda.
¿Península Mitre será área protegida? ¿Cómo impactará la ruta 30 sobre los ambientes costeros del Canal Beagle? ¿Finalmente las salmoneras se radicaran en nuestra provincia? Son preguntas recurrentes que tienen a la sociedad atenta y movilizada y al gobierno atajando reclamos. De lo que nadie habla ni se pregunta es qué está por suceder en la Reserva Provincial Corazón de la Isla.
La cosa viene así. En el año 2016 un fallo judicial exigió al Gobierno Provincial que vendiera a la terrateniente Mirna Antunovic de Bridge 10000 hectáreas de tierras fiscales tras un reclamo por antigua ocupación, una figura legal que permite a una persona que ocupe o haga uso de un terreno fiscal durante un periodo de tiempo determinado reclamar la adquisición del mismo.
Desde el poder ejecutivo de la provincia dijeron “no se hable más” e inmediatamente se promulgó el decreto 620/16 haciendo lugar a la pretensión de la terrateniente. Dicho decreto debía ser ratificado por la Legislatura Provincial para poder hacer efectiva la adquisición de las tierras, tal como lo dispone la ley provincial de tierras fiscales. Sin embargo, el cuerpo legislativo decidió postergar el tratamiento de dicha norma y el tema quedó “olvidado” por un tiempo.
Este año, al fragor de las discusiones por el Corredor del Beagle, las salmoneras y Península Mitre, como quien no quiere la cosa el Gobierno Provincial envió nuevamente el decreto para su ratificación a la Legislatura.
El tema es complejo pero más o menos se puede resumir así: el reclamo de la señora Antunovic de Bridge data de 1999, cuando el Gobierno de aquellos tiempos accediera a vender las tierras, pero excluyendo de las pretensiones de la terrateniente las hectáreas incluidas dentro de la Reserva Provincial, creada por decreto en el año 1995. Se accedió entonces a la venta de alrededor de 3000 hectáreas, pero con el cambio de gestión, en el año 2000 el Ejecutivo entendió que el decreto de adjudicación en venta presentaba vicios insubsanables por lo que elevó las actuaciones a la Legislatura recomendado no ratificarlo, lo que finalmente hizo el Parlamento.
Ese mismo año se sanciona la ley que creó el Área Natural Protegida Reserva Corazón de la Isla. Idas y venidas, pedidos a la Justicia, sentencias favorables por medio y rechazos por otro lado, finalmente en el 2016 la Corte falla a favor de la demandante e intima al Ejecutivo a cumplir con las pretensiones de la misma. El Gobierno envía el decreto a la Legislatura, quien puede rechazarlo o ratificarlo, pero la misma decide no tratarlo. Y así llegamos al 2019.
A fines de 2018 la administración de Bertone envió nuevamente a la Legislatura el decreto y ahora que comenzó el periodo legislativo se deberá tomar una decisión. Ahora bien ¿Cuál estaría siendo el inconveniente? Más allá de lo que piense cada quien, acá hay una orden de la Justicia. Pero no estamos hablando de cualquier tierra, estamos hablando de una reserva natural, y estas merecen un tratamiento diferenciado a otras tierras fiscales.
La Carta Magna provincial separa claramente el tratamiento de las tierras fiscales de los parques y reservas naturales, planteando para las mismas diferentes destinos, de acuerdo a lo dispuesto en su artículo 82. Por otro lado, la Ley Provincial 55, en su artículo 68 declara que “las Áreas Protegidas son del dominio público, y éstas y su carácter, definitivo”.
Las tierras de un área protegida son de forma definitiva de dominio público, no pueden ser enajenadas. De ratificarse en la Legislatura este decreto, se estaría quitando al pueblo de Tierra del Fuego algo que le es propio por ley. Si las 10000 hectáreas de la Reserva Provincial Corazón de la Isla pasan a manos privadas, la Legislatura estaría ratificando que las leyes pueden ser torcidas en función de los intereses de los poderosos en desmedro de los derechos del pueblo. Resta esperar a la próxima sesión para saber de qué lado están nuestros parlamentarios.
Artículo e imágenes: Abel Sberna