De otro célebre castrado, llamado Domenico Cecchi, más conocido como Cortona, referiremos una triste historia. Cortona se enamoró de una cantante conocida como Barbarruccia. Tal amor era correspondido y ambos decidieron casarse. Dado que Cortona era un castrado debía pedir permiso al Papa (que a la sazón era Inocencia XI) para que el matrimonio pudiera celebrarse. La respuesta del Papa fue ferrible: ¨Que se castre mejor¨.
de HISTORIAS CURIOSAS DE LA MÚSICA de Lawrence LINDT. 2004.
Deja tu comentario