El 26 de marzo de cada año se conmemora el Día Mundial del Clima para generar conciencia a la población mundial sobre las acciones del ser humano en la variación de las condiciones climáticas a nivel global. Este año la fecha coincide con “La Hora del Planeta” que propone apagar las luces y los dispositivos durante una hora. Al respecto opinó para Télam Manuel Jaramillo, director de Vida Silvestre.

El clima, no el tiempo que es la expresión puntual del estado del clima, es un elemento muy importante para las actividades humanas, por ejemplo, aquellas que requieren condiciones planificadas y específicas como la agricultura. Por eso las alteraciones de cambio climático y el calentamiento global impactan de manera negativa en la vida de las personas.

Superadas todas las discusiones que promovieron los negacionistas del cambio climático, lamentablemente hoy la ciencia nos indica que el planeta es en promedio 1,1° más caliente que en tiempos preindustriales. Según el informe de IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático), hoy el planeta es más caliente de lo que ha sido al menos en los últimos 125 mil años y la actividad humana durante los últimos 50 años es, en gran medida, responsable de ello.

La manera en que funciona el mundo y la naturaleza, y por ende la vida de las personas, se ven afectadas por el clima y por ello, este calentamiento global drástico nos afecta a todos y a todo. En Argentina es cada vez más frecuente escuchar cómo los incendios llegan a las regiones con mayor biodiversidad de nuestro país, lo que se intensifica como consecuencia de la falta de acciones concretas para disminuir las consecuencias del cambio climático. Pero los incendios o el calor extremo no son las únicas consecuencias: inundaciones, derretimiento de glaciares, extinción de especies, pérdida de biodiversidad, inseguridad alimentaria, escasez de agua, sequías, problemas de salud, etc. Demasiadas veces escuchamos estas alarmas, sin embargo, los compromisos y acciones para mitigar el cambio climático que se han concretado hasta el momento son escasos o insuficientes.

El cambio climático impacta y seguirá impactando de diversas formas en la vida de millones de personas en todo el mundo, y algunas de las poblaciones más afectadas serán aquellas que dependen de los medios agrícolas y costeros. América del Sur es uno de los lugares más vulnerables a nivel global, no sólo por los factores ambientales sino también por los sociales, y este entrelazamiento amenaza directamente a los sistemas alimentarios, la salud de las personas y el desplazamiento de sus poblaciones. De todas formas, ningún país, ninguna persona es inmune en absoluto a los riesgos del cambio climático, porque hay una conexión directa entre nuestra salud y la salud del planeta.

Este año el Día Mundial del Clima coincide con el mayor movimiento de concientización ambiental del mundo: La Hora de Planeta. Este evento en la actualidad es mucho más que apagar la luz durante una hora, es un llamado a la acción para cambiar la relación con la naturaleza y construir un nuevo futuro para las personas y la naturaleza.

Las consecuencias del cambio climático ya son tangibles y en los próximos años se producirán con mayor intensidad. El desafío ahora es actuar con contundencia y rapidez para contener al máximo la crisis y adaptarnos a ella. La drástica reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero es urgentemente necesaria y para ello ya no alcanza sólo con conservar la naturaleza que queda, sino que hay que recuperar gran parte de la perdida. Tanto para mitigar los efectos del cambio climático, como para adaptarnos a los cambios que ya están presentes y se mantendrán, las soluciones basadas en la naturaleza son las mejores, más económicas, las de mayor impacto ambiental y social positivo. Es momento de implementar acciones y no solo realizar declaraciones ambiciosas, la diferencia entre ‘imposible’ y ‘posible’ está en el liderazgo político y en las acciones empresariales, acompañado de un consumo responsable por parte de toda la sociedad. ¡Aún estamos a tiempo! ¡Seamos todos parte de la solución!

El autor es director general de Fundación Vida Silvestre Argentina

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