Por decisión del Gobierno Nacional, los equipos que no sean declarados ya no podrán usarse.

La medida apunta a smartphones de última generación, los cuales suelen ser originales y se entregan en caja cerrada y parecen iguales a los que tienen en venta las empresas de telefonía móvil y las grandes tiendas de electrónica.

La diferencia es que evadieron impuestos varios, que no tienen garantía en el país y que son hasta 50% más baratos.

Con el precio como gran anzuelo, las compras de teléfonos móviles por vías “informales” están en auge por ese motivo el Gobierno decidió tomar medidas para limitarlas.

Por fuera de los canales oficiales, la gente consigue móviles principalmente de dos maneras.

Una es viajando: los adquiere en otro país y los trae de regreso para usarlos acá, muchas veces sin declararlos al pasar por la Aduana.

La otra gran vía -que explica más del 80% de los casos- es que los compren a comerciantes que ilegalmente revenden teléfonos contrabandeados.

Entre ambas modalidades, la consultora Carrier y Asociados estimó que en 2014 la población había comprado 1, 5 millón de aparatos que no fueron fabricados para usarse en la Argentina.

Pero en 2015 ya fueron 2 millones y este año serán 2, 8 millones, frente a un mercado formal de 10, 3 millones de equipos.

Así, las compras “por izquierda” casi se duplicaron en los últimos tres años. Y pasaron a representar unos 7.700 aparatos por día, 320 por hora o 5 por minuto.

Estas cifras implican, a su vez, que este año el 21, 4% de los celulares nuevos que compraron los argentinos (1 de cada 5) tendrán origen informal, cuando en 2014 eran el 13, 5% (1 de cada 7). “Sólo de iPhones se cuentan 300.000 por año y ya hay funcionando más de 1.100.000 acá, casi todos traídos de manera informal”, graficó el experto en telecomunicaciones Enrique Carrier. “Las estimaciones -agregó- se basan en la datos de las marcas, que saben con precisión dónde se fabricó y dónde se activó cada aparato por primera vez, gracias a un código único de cada equipo conocido como IMEI. ”

Los industriales de Tierra del Fuego, afectados por el fenómeno, coinciden en que el mercado informal “creció fuertemente en los últimos dos años” y van aún más allá con la estimación: creen que ya mueve 3 millones de celulares al año, sin contar los iPhone. “Ante la falta de controles, la oferta de aparatos de origen ilegal se volvió enorme, principalmente en pequeños locales de galerías y en plataformas online de compraventa”, indicó Federico Hellemeyer, presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte). El fenómeno, que se aceleró con el fin del “cepo cambiario” y el auge de los viajes de compras a Chile y Paraguay, pasó en los últimos días al centro de la escena.

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