La Dirección de Patrimonio Cultural de la provincia de Santa Cruz (DPCSC) continúa con estudios y las mediciones en el Marjorie Glenn, el navío que naufragó en 1911 frente al puerto de la ciudad de Río Gallegos.
La DPCSC informó que, junto con alumnos y docentes de electro ingeniería de la UTN, se trasladaron a la zona de Punta Loyola “para continuar profundizando los estudios y realizar nuevas mediciones en el buque histórico, declarado Monumento Histórico Provincial”.

La intervención de expertos y estudiantes busca “mitigar la corrosión y minimizar los impactos respecto a la oxidación”.
La Marjory Glen fue construida en 1892, por la compañía de origen británica The Grangemouth Dockyard Company, en Grangemouth, Escocia. Era una nave de hierro remachado, de casco simple. Tenía 34.1 pies de ancho y un largo de 213 pies. Portaba tres mástiles, siendo de propulsión a vela con botavara y un mascarón de proa muy distintivo.

Posteriormente fue vendido a la empresa noruega Barque Marjorie Glen Company Limited. Al mando del Capitán J. M. Holmsen zarpó de Newcastle, Inglaterra, con 16 tripulantes y un cargamento de 1800 toneladas de carbón destinado a la firma Braun y Blanchard de Río Gallegos.
El derrelicto de esta nave figura en las cartas náuticas y el Derrotero Argentino con el nombre de KENTLY. El 9 de septiembre de 1911 descubrieron emanaciones de gases de la bodega, el día 13 arribaron a la rada exterior de Río Gallegos donde trataron sin éxito de dominar el incendio.

Entre los días 13 y 14 murieron dos tripulantes debido a las emanaciones de gases y se procedió a abandonar la nave, la cual finalmente fue varada en la playa de Punta Loyola, cerca de la desembocadura del Río Gallegos.
Los restos pasaron a poder del señor J. M. Rivero, propietario de la estancia Cabo Buen Tiempo, quién los donó con la condición de utilizar los materiales en obras públicas, en diciembre de 1915. Debido al peligro latente de la nave abandonada, se decidió vararla en Punta Loyola, lugar donde aún se encuentra. Fue llevada a remolque del NANA, de la compañía Swift.
Esta experiencia llevada a cabo por el área de Patrimonio Cultural santacruceña junto a estudiantes avanzados de la UTN local se enmarca en una serie de intervenciones en conjunto previstas en otros monumentos provinciales.
