El balneario de la costa uruguaya ha implementado un novedoso sistema que incentiva a los turistas a depositar sus residuos plásticos en cestos especiales a cambio de voucher con descuentos para servicios y productos. Se llama “plasticoins” y es una interesante medida para limitar la cantidad de basura que impacta la playa.

Piriápolis, un conocido balneario de Uruguay, recibe alrededor de 250.000 turistas por temporada y con ellos se generan toneladas de residuos, en particular plásticos, que impactan en la playa y en el mar. Frente a esta situación un interesante emprendimiento denominado “plasticoins” busca reducir la cantidad de residuos plásticos que impactan en las playas incentivando a quienes lo recojan, limpien y compacten, mediante pago en una moneda virtual que otorga descuentos y sirve también para comprar algunos productos. Juan Rivero, analista en telecomunicaciones y surfista, y Nicole Wyaux, diseñadora industrial, son los responsables de esta innovadora iniciativa que puede marcar la diferencia en el balneario Uruguayo que actualmente enfrenta, como tantas otras playas del mundo, el problema de lidiar con la basura generada por los visitantes.

Quienes desean colaborar con este proyecto deben inscribirse previamente mediante internet para quedar habilitados a utilizar cualquiera de los tres puntos de acopio distribuidos en la playa. El depósito mínimo es 1 kg de plástico, que se retribuye con 100 plasticoins si se trata de residuos domésticos, 200 para plástico retirado de la playa y 400 por microplásticos, fragmentos de 0,5 cm o menos. Esos plasticoins se pueden canjear, por ejemplo, por un voucher para ordenar una pizza con 50% de descuento en un restaurante que participa del programa, lo que podría significar un ahorro de 4 dólares en un plato que en la carta cuesta unos 8 dólares. Mediante esta “moneda plástica” también se puede acceder a descuentos en tiendas de ropa, peluquerías, heladerías, clases de surf y hasta una inmobiliaria, además de la posibilidad de comprar determinados productos.

Cuando Plasticoin comenzó a funcionar a principios de enero, gracias a un fondo de 5.000 dólares de una agencia gubernamental de desarrollo, esperaban llegar en cuatro meses a 140 usuarios, pero en solo 18 días consiguieron cerca de 1.000 usuarios.

Sistemas similares se han implementado en otros lugares del mundo. En Alemania el sistema de retornos de envases se utiliza desde el año 2003 y ha logrado que se recuperen un 99% de los envases. Los supermercados o comercios en los que se venden bebidas aplican un adicional en el precio de la bebida de entre 8 y 15 centavos en los envases re utilizables y de 25 centavos en el caso de los de un solo uso. Este monto adicional es recuperado por el usurario al depositar los envases en receptáculos especiales. Alemania es solo uno de los 40 países en los que se aplica un sistema de retorno de envases incentivado.

Los envases plásticos representan un porcentaje importante de los residuos que afectan mares y playas en todo el mundo y mientras en algunos países se están tomando decisiones para revertir la situación, en ciudades como Ushuaia ni siquiera contamos con los clásicos envases retornables que se utilizan en el resto del país. Aquí todo va a la basura y la decisión queda en manos de la buena voluntad de los vecinos y vecinas que llevan sus envases de vidrio y plástico a las campanas de reciclaje. El resto va al relleno sanitarios, a la vía pública, a los bosques, playas y el mar. El ejemplo de Piriápolis, una ciudad turística como la nuestra, debe ser una llamada de atención para tomar cartas en el asunto y comenzar a transformar la forma en que gestionamos los residuos en nuestra provincia.

Abel Sberna

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