El agua fluye abriéndose paso entre juncos y piedras, mientras se escucha el viento, infaltable compañero de las aves que sobrevuelan la zona. A simple vista, los humedales en el noroeste santacruceño parecen resistir intactos, pero la intervención humana y la presencia de especies exóticas los han alterado profundamente.

En este escenario, trabaja Román Mosqueira, encargado de coordinar el programa de  restauración de vertientes y humedales, en el Parque Patagonia: “Mi rol es variado, me encargo de investigar y probar distintos métodos que se implementaran en campo para erradicar las especies exóticas y recuperar los causes naturales de las vertientes, con el objetivo de recuperar los humedales”, detalla Román Mosqueira.

Foto: Franco Bucci

El estado actual de estos ecosistemas es diverso. En algunas áreas, las vertientes, que son la principal fuente de agua en la estepa patagónica, han sido recuperadas y ya sostienen la vida silvestre de los humedales, pero en otros sectores, la situación es diferente.

“En el Cañadón Caracoles hay zonas donde estas vertientes fueron muy alteradas para la producción de ganado doméstico. Durante décadas, estas áreas sufrieron un uso intensivo, modificaciones en los caudales y la introducción de especies exóticas de flora y fauna, que se adaptaron y esparcieron sin control, ocasionando grandes cambios en el ambiente y un deterioro significativo de estos valiosos ecosistemas.

¿Y cuál es el inconveniente que esto suceda? “En las vertientes, las especies exóticas de flora, como el berro, menta y sauces, desvían los cursos de agua o retienen el agua en los cauces medios, evitando que llegue de manera continua hasta las zonas bajas del cañadón, y generar un humedal. Además, la fauna exótica, como el ganado cimarrón, agrava la situación al erosionar el suelo”, explica.

Mosqueira enfatiza la importancia de estos humedales, ya que “son el refugio para una gran diversidad de aves, como la gallineta austral, que está en estado vulnerable, y del coipo, una especie de roedor que se había extinguido localmente, pero que, gracias al trabajo de restauración y reintroducción, está empezando a repoblar el Cañadón Caracoles y el Cañadón Pinturas”, y agrega, “por eso es muy importante recuperar y proteger estos humedales.

Fotos: Franco Bucci

Las vertientes del cañadón Caracoles forman parte de la cuenca del glaciar Zeballos, que da origen al río Pinturas y Ecker, en la meseta del Lago Buenos Aires. Esta actúa como una “esponja” durante la época de deshielo, filtrando el agua que luego emerge en el cañadón.

Respecto a los métodos de restauración, Mosqueira indica que se están probando diversas técnicas. Una de ellas es la extracción manual de especies de flora como el berro y la menta, que obstaculizan el flujo del agua. En el caso de los sauces y álamos, se utilizan métodos de inyección y corte. “Luego se recanaliza la vertiente para que vuelva a su cauce original y el agua llegue a la zona baja del cañadón, generando lagunas y juncales”.

Este proceso de restauración está en marcha en 17 vertientes identificadas hasta el momento, pero se sabe que hay muchas más en el parque.

Fotos: Franco Bucci


El impacto de estas acciones ya es visible. Mosqueira destaca que, durante el invierno, las vertientes ayudan a que las fuentes de agua no se congelen, lo que las convierte en un refugio importante para las aves y mamíferos que pasan el invierno en Patagonia. Los mallines con su densa vegetación concentran una gran cantidad de herbívoros y eso atrae a sus depredadores como los pumas y los gatos del pajonal, información suministrada por el rastreo mediante collares GPS.

La comunidad también está comenzando a involucrarse en el proyecto. “Estamos trabajando para fomentar la importancia de los humedales”. Actualmente, ya hay voluntarios de localidades vecinas participando en actividades de restauración y en los próximos días, el programa de Exploradores del parque llevará a los estudiantes locales de Perito Moreno, a conocer más sobre este tema.

Mirando al futuro, Mosqueira tiene claro el objetivo a largo plazo: “Esperamos que tanto las vertientes como los humedales vuelvan a su estado original, estén libres de especies exóticas y llenos de vida en todo el parque Patagonia”. Añade que le gustaría poder mostrar el antes y el después de estos ecosistemas, para que la gente tome conciencia de su importancia. Los humedales son muy escasos en la estepa Patagonia, pero albergan una diversidad única y sostienen la vida de toda la estepa. Son espacios vitales para la salud del ecosistema,  y un recurso invaluable para la educación ambiental y el bienestar de las comunidades que dependen de ellos. Su restauración en Parque Patagonia resulta clave.

Daniella Mancilla Provoste

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