Actualmente quienes habitamos el Planeta Tierra estamos vivenciando un momento de cambios abruptos. La temperatura esta aumentando y esto provoca variaciones en el clima global con todas las consecuencias que ello acarrea. Es un momento de quiebre a partir del cual la vida no volverá a ser de la forma en que la conocemos nunca más. Lo que muchas personas no saben es que esto ya ha ocurrido muchas veces.
Las variaciones de temperatura en nuestro planeta no son exclusividad de nuestra era. Las glaciaciones, por ejemplo, han modificado nuestro paisaje varias veces en la historia del Planeta Azul. Se cree que el calentamiento global actual es en gran parte consecuencia de nuestras actividades pero, a pesar de ello, los fenómenos de cambio climático y la consecuente modificación de los ecosistemas, es parte de los procesos normales que transita nuestro planeta.
Hace 110.000 años comenzó la última glaciación, conocida como la “Era del Hielo”, que cubrió a la Tierra de grandes extenciones de hielo. Durante este período la temperatura global descendió y los mares se contrayeron considerablemente. Este lapso de enfriamiento se extendió hasta el año 10.000 AC y dejó como evidencia de su paso los glaciares que hoy conocemos.
Pero así como se han vivido períodos de temperaturas muy bajas, también han existidos momentos donde los bosques tropicales se extendían hasta regiones impensadas. La Antártida, el continente blanco, no siempre fue como lo conocemos en la actualidad. Durante un prolongado lapso de tiempo, en que las temperaturas de la Tierra fueron mas cálidas, el continente estuvo cubierto por extensos bosques, similares a los que actualmente se encuentran en zonas tropicales.
“Que la Antártida un día fue verde es algo consensuado entre los científicos pero aún desconocido para muchas personas”, expresó el paleobiólogo Marcelo Leppe, investigador del departamento científico del Instituto Nacional Antártico Chileno. En su opinión, los bosques empezaron a colonizar la Antártida hace 298 millones de años, durante un período conocido como Pérmico, cuando el clima se hizo más cálido.
Resulta dificil imaginar que el desierto blanco que hoy es la Antártida fue en algún momento una región verde, rebosante de vida, poblada de coníferas, palmeras y helechos, entre los cuales se movían los grande dinosaurios que habitaban el continente. La prueba de todo esto reside en las numerosas evidencias halladas, como las hojas fosilizadas de Glossopteris, un árbol extinto que dominó los bosques periglaciares, o los huesos convertidos en roca de dinosaurios como el Cryolophosaurus, de casi cinco metros de alto y ocho de largo, o los gigantescos Saurópodos, unos herbívoros de cuello largo que podían alcanzar los 20 metros de altura.
Una serie de sucesivos enfriamientos del clima sumados al impacto del meteorito en Yucatán, además de las colosales erupciones de la meseta del Deccan en la India, terminaron con el periodo “hipercaliente” del Cretácico. A partir de ese momento -hace 47 millones de años-, la Antártida comenzó a enfriarse de nuevo. La tundra, el último remanente de los bosques antárticos, desapareció hace 15 millones de años, cuando el continente se congeló por completo y adoptó la apariencia de desierto helado que conocemos actualmente.
En vista de la evidencia histórica de esta dinámica climática, podemos esperar nuevos cambios en el futuro de nuestro planeta, incrementados por el efecto de nuestra actividad humana que, según todo parece indicar, potencia y acelera los procesos de calentamiento que vivimos en la actualidad. ¿Existe la posibilidad de que zonas actualmente heladas no continúen así, y que la Antártida vuelva a ser un bosque tropical? “El hecho de que especies invasoras de otros lugares del mundo, como el pasto común o la avena silvestre, se sientan muy a gusto en las áreas antárticas desprovistas de hielo es un claro indicio de que las condiciones climáticas se están haciendo mejores para la vida vegetal”, consideró Marcelo Leppe. Que la Antártida vuelva a ser un continente verde “es solo una cuestión de tiempo”, concluye el científico chileno.
Abel Sberna
Fuente: Agencia EFE