Tres representantes de los pueblos nativos de nuestra región viajaron a Bayona, ciudad vasca de Francia, para participar del festival Haizebegi. EL ROMPEHIELOS dialogó con Víctor Vargas quien formó parte del grupo en representación del pueblo Yagan.

El festival Haizebegi nació en 2014 con la intención de reunir a las ciencias sociales, con conferencias, debates, coloquios y publicaciones, y la música, expresada en conciertos, películas, exposiciones y danza. El festival que se desarrolla en Bayona, ciudad vasca ubicada en Francia, tuvo este año como temática central la música del mundo, y en ese contexto los organizadores invitaron a representantes de los pueblos originarios de Tierra del Fuego para debatir sobre el uso de elementos de su cultura en la música y el arte contemporáneos. Tres fueron los representantes que viajaron en nombre de los pueblos Yagán y Selknam. Entre ellos se encontraba Víctor Vargas, habitante de Ushuaia e integrante de la comunidad Yagán local. La invitación tuvo lugar gracias a la intervención de la investigadora francesa Laurianne Lemasson, quien ha estudiado a los pueblos originarios de nuestra región durante años y a quien Vargas conoció en una de sus visitas a Ushuaia.
“En abril de este año ella me sorprende con la noticia de que estoy entre las tres personas que va a convocar para ir a Francia. Desde el principio le dije que sí y que estábamos dispuestos a colaborar con todo lo que hiciera falta” relata Víctor, quien ha regresado recientemente de Francia luego de su participación en el festival Haizebegi. “Al ser Laurianne una investigadora de mucho prestigio en Francia y una persona de mucha confianza entre la gente de la ciencia, surgió la posibilidad de participar del festival Haizebegi en Bayona. Este evento se realiza anualmente y en esta oportunidad tenía la particularidad de ser en honor a los pueblos originarios de Tierra del Fuego” explica Vargas y agrega que “fuimos recibidos de la mejor manera, con mucho respeto, aprecio y cariño. Fuimos el centro de atención del festival durante esos diez días, el cual estaba armado íntegramente en torno a nosotros”.
Los pueblos originarios de Tierra del Fuego habitaron estas tierras durante miles de años. La irrupción de la cultura occidental provocó su rápido declive y la prácticamente absoluta desaparición de su gente y su cultura. Las matanzas y las enfermedades diezmaron a estos pueblos que poco pudieron hacer para defenderse frente a la barbarie de los europeos, argentinos y chilenos que les arrebataron sus tierras, sus creencias y su identidad.

Hoy, los descendientes de aquellos pueblos aún defienden su cultura y buscan mantener viva la memoria de quienes habitaron estas tierras durante generaciones. Los primeros yaganes que viajaron a Europa lo hicieron como rehenes y fueron llevados como curiosidad para ser exhibidos en zoológicos humanos o para ser estudiados en base a dudosos fundamentos científicos. Mas de cien años después, con un mundo diferente, los yaganes y selknams regresan a Europa, pero esta vez invitados como huéspedes de honor, para ser escuchados y poder expresar su opinión sobre el uso de los elementos de su cultura milenaria por parte de la sociedad moderna en expresiones artísticas como el cine y la música.
Para Vargas “llegar a esas latitudes después de más de cien años, fue una experiencia muy trascendental en cuanto a su significado y a los aportes que podemos hacer. Nos sentimos muy contentos y orgullosos de haber cumplido las expectativas de los franceses que participaron con nosotros del evento. Fue un honor haber podido estar y aportar para cambiar miradas que aún hoy no están acordes a los tiempos que vivimos. A pesar de que la gran mayoría ya lo tiene más o menos claro, el poder haber tenido un efecto con nuestras charlas para cambiar las miradas para nosotros fue fundamental”.
En el festival se presentaron y discutieron obras de arte que utilizan elementos de la cultura de los pueblos originarios fueguinos como cantos ancestrales y fotografías. Víctor relata que durante los diez días que duró el festival “se habló de la cultura de nuestros pueblos, discutimos como la utilizan los científicos, la antropología, los artistas y demás. Pudimos estar con gente como el director del museo de Berlín donde se conservan los audios de pueblos originarios, como los cantos ancestrales interpretados por Lola Kiepja, cuya nieta, Mirta Salamanca del pueblo Selknam viajó con nosotros. En el caso de José Germán Gonzales Calderón, quien también formaba parte del grupo, el museo también cuenta con grabaciones de su abuelo Calderón, uno de los informantes de Gusinde. En el caso mío también esta Asenewensis, el famoso Viejo Tomas. Fue muy emotivo poder decirle al director del museo que están los audios de nuestros pueblos y también poder mostrarle fotos de mi bisabuelo. Una cosa es estudiar un pueblo que supuestamente no está más y que de repente te aparece un tataranieto que te lleva las fotos de quien está en esos audios fue bastante emotivo. A mí se me caían las lágrimas”.
Es muy frecuente, la utilización de diferentes elementos de las culturas de los pueblos originarios para la elaboración de obras de arte como películas, música, o performances de danza o teatro. La intención suele ser la de recuperar aspectos de los pueblos que nos precedieron, aunque muchas veces la utilización, por desconocimiento de esas culturas, de sus rituales, creencias y costumbres, termina siendo ofensiva. Acerca de esto Vargas relata que “pudimos debatir con gente que ha hecho trabajos de los pueblos originarios para ver que deja y que se lleva aquél investigador de nuestras cosas. Así nos encontramos con muchas sorpresas, no todas gratas, pero pudimos debatirlas y plantear nuestro punto de vista sobre aquellas cuestiones, lo cual fue bastante enriquecedor para ambos lados. Creo que pudimos cambiar algunas miradas y hacer entender, por ejemplo, que hay ceremonias de los pueblos que no pueden divulgarse y que tampoco nosotros como pertenecientes a estos pueblos no lo hacemos. Por ejemplo, nos encontramos con una película que relacionaba la ceremonia del Hain con el patriarcado y la trata de personas. Algunos artistas hacen cualquier cosa con el tema ceremonial y espiritual. En ese sentido pedimos un poco de respeto y conexión, que se entienda que esto pueblos existen aún hoy, que tienen que venir a Tierra del Fuego y recibir la información de primera mano”.

Luego de diez días de festival, con charlas, exposiciones, talleres y debates, Vargas y sus compañeros regresaron a su tierra con la sensación de haber dado un gran paso para generar un cambio de miradas en relación a los pueblos originarios y su cultura. “Nos quedamos con la sensación de haber cambiado las miradas de muchos artistas que anduvieron por el festival. Fue gigante lo que pudimos expresar y lo que nos llevamos. En ese festival se dieron cosas muy emotivas. Hubo llantos y alegrías. Conocimos gente de otros pueblos como de las Antillas y otras islas de aquellos lugares. Pudimos hacer muchas amistades, fuimos escuchados y pudimos expresar nuestro pensamiento sobre la utilización de nuestra cultura” explica Víctor y concluye que “el valor de lo realizado es inmenso y creo que aún no lo dimensionamos del todo. Como nos lo han manifestado algunos amigos de allá, hemos hecho historia”.
Abel Sberna
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