Un estudio elaborado por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) determinó que en la provincia mediterránea se producen más de 6 focos de incendios forestales por día. En 15 años se quemaron un millón de hectáreas en toda la provincia.

Los incendios forestales son una de las principales preocupaciones ambientales de la mediterránea provincia de Córdoba. A partir del mes de mayo comienza la “temporada de incendios”, durante la cual es frecuente la ocurrencia de focos de diferente consideración, principalmente en la zona serrana donde se concentran los bosques y pastizales de la región. Muchos de estos focos suelen descontrolarse convirtiéndose en verdaderas catástrofes ambientales que afectan a la vida silvestre y a los habitantes de las zonas circundantes que muchas veces ven amenazadas sus viviendas y la infraestructura de sus poblados.

Debido a la fragilidad y el endeble estado de conservación del ecosistema boscoso de Córdoba, el cual actualmente representa solo el 3% de lo que era originalmente, los incendios forestales revisten una gran preocupación.

Un estudio del año 2017 elaborado por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) revela un dato alarmante. En la provincia se producen 6,5 focos de incendio diariamente, los cuales en el 99% de los casos tienen origen antrópico, es decir, son provocados (intencional o accidentalmente) por acción del ser humano. Lo más angustiante es que la gran mayoría de estos incendios pueden ser evitados. Mucho de ellos, inclusive, son iniciados de forma intencional.

Esa investigación, elaborada a partir del análisis de mapas de calor, detectó en 15 años el inicio de 35.366 focos. Si bien la mayoría de ellos no se constituyeron en incendios de gran relevancia, en ese periodo de tiempo se acumuló la quema de un millón de hectáreas.

En el contexto actual de crisis climática la perdida de ambientes boscosos profundiza aún más las condiciones necesarias para el desarrollo del cambio climático. Los bosques funcionan como purificadores de la atmósfera ya que captan y almacenan el dióxido de carbono del aire. Este gas es uno de los principales causantes del aumento de las temperaturas. Al quemarse los arboles liberan el carbono acumulado nuevamente a la atmósfera alimentando el sistema que incrementa las temperaturas.

Al mismo tiempo, la pérdida de cobertura vegetal ocasiona un deterioro del suelo que le impide contener las lluvias, lo que provoca inundaciones y posterior desabastecimiento de agua, ya que el suelo no puede captar la lluvia para abastecer las napas.

El problema de Córdoba es que el daño provocado por los incendios se suma al avance de la deforestación, lo cual amenaza seriamente a los escasos ambientes boscosos que aún persisten en la provincia. El avance de la frontera agropecuaria, el crecimiento urbano y el desarrollo de actividades forestales, ponen en jaque los pocos bosques que la región aún conserva. El impacto de los incendios forestales tiene un efecto acumulativo.

Cada año, luego de los incendios, el ambiente está un poco más deteriorado. Hábitats enteros destruidos, especies animales desplazadas, ríos contaminados por el arrastre de cenizas y sedimentos. La atmósfera saturada por el carbono liberado en la ignición. Suelos desprotegidos erosionándose rápidamente y el fantasma de la sequía y la desertificación. Todo alimenta un círculo vicioso que hace que cada año los incendios sean peores que el anterior.

Abel Sberna

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