Durante años se señaló que los números que emitían los organismos oficiales no coincidan con la realidad. Con la llegada de Mauricio Macri al gobierno, las cifras pasaron a ser “reales” e incluso, desde las esferas del gobierno, se exigió una valoración positiva por parte de la ciudadanía respecto a esta decisión.

Algo así como: “Las cosas andan mal, pero al menos te decimos la verdad”. Y es cierto, el acceso a la verdad es un derecho, así como también lo es el acceso al empleo, trabajar en condiciones alejadas de la precariedad y, en el mismo camino, también es un derecho tener estabilidad laboral.

Esto último no sucede desde hace años y los trabajadores de BGH en Río Grande son testigos de eso, ya que si bien los números son ciertos; detrás de cada número hay personas y, detrás de ellas, hay familias.

En diálogo con Fm Centro la periodista Guadalupe Zamora, contó que “hoy a la mañana cuando ingresaba gran parte de los trabajadores a BGH, los dirigentes gremiales confirmaban los rumores de posibles suspensiones”, y agregó, además, que “unos trescientos trabajadores serían desvinculados”.

Y entonces este es el panorama: una empresa que hace algunos años manejaba una plana de tres mil laburantes, suspenderá gente desde marzo hasta abril y despedirá a trescientas personas. ¿El objetivo? Luego de implementar una suerte de conversión hacia las importaciones, lo que se busca es llegar a tan solo cuatrocientos. Sí, un poco más del 10 por ciento.

La situación en BGH es similar a la que atraviesa todo el mercado industrial de la Argentina. Hay aumento de tarifas, congelamiento del consumo, vía libre para la flexibilización laboral y, como si esto fuera poco, un modelo abocado a que quienes invierten en el mercado financiero sean los que ganan; y eso golpea, y fuerte.

Dicho todo esto, nadie exime a BGH (ni a ninguna gran empresa) de la responsabilidad de cuidar los puestos de trabajo; pero lo cierto es que el capitalismo busca generar dinero; y listo. Quizás como único objetivo. Incluso generar más dinero que el año anterior.

Entonces, no es descabellado creer que un CEO (o al menos el estereotipo de) no se levanta a la mañana pensando en generar dinero “con la gente adentro”. Quien debe hacer eso es el Estado. Cuando el Estado no lo hace, no habrá que esperar peras del olmo.

En BGH Río Grande saben bien de esto. Mientras se define lo que pasará con los trabajadores, la periodista Guadalupe Zamora precisó que se no tomarán medidas de fuerzas hasta que termine la negociación de las suspensiones y los retiros voluntarios.

 

Gastón Lodos

 

 

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