Louisa Casson – El Independiente
Si buscamos en Internet noticias sobre la Antártida es fácil entender por qué: titulares terroríficos advierten la ruptura de icebergs del tamaño de de Luxemburgo acompañados por vídeos a cámara lenta de hielo que se estrella en el océano. Pero esta historia encierra mucho más.
Para entender realmente qué significa el cambio climático para la Antártida, debemos observar los glaciares más altos de la Antártida y también sus aguas más profundas.
El océano Antártico es un importante barómetro de cómo el cambio climático está afectando a nuestro planeta. La ciencia puede usar muestras de hielo de la Antártida como un registro de cientos de miles de años de antigüedad, comparando los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera de los últimos 800.000 años con las mediciones de hoy. Esto nos lanza un dato alarmante: los niveles de dióxido de carbono son más altos ahora que nunca.
Como resultado, zonas de la Antártida se han calentado tres veces más rápido que otras zonas de nuestro planeta. Los científicos registraron recientemente la temperatura más elevada de su historia: 17,5 °C.
El cambio en la temperatura de las aguas océanicas también es significativo, ya que calientan los gigantes glaciares antárticos desde la base, lo que los hace menos estables. Los glaciares se forman en la masa antártica a medida que la nieve se va convirtiendo en hielo, y fluyen bajo su propio peso hacia el océano, como un río muy lento. Pero a medida que estos glaciares sienten el calor de un océano más cálido bajo ellos, aceleran su marcha hacia la costa, lo que provoca que grandes trozos de hielo se desprendan en el mar como icebergs a una velocidad mayor.
El deshielo de los glaciares en el océano eleva el nivel del mar en todo el mundo. Actualmente los glaciares antárticos pierden más hielo del que se crea. La velocidad a la que se derriten las capas de hielo de la Antártida, con temperaturas cada vez mayores, afectará a las comunidades costeras de todo el mundo, ya sea en pequeñas islas o en megaciudades.
Unas aguas cada vez más cálidas también tienen impacto en la vida silvestre icónica de la Antártida. Los científicos han advertido que una Antártida más cálida también podría atraer nuevas especies de animales y plantas, creando una competición por la vida antártica que está especialmente adaptada a temperaturas bajo cero. También se está investigando si las temperaturas más cálidas aumentan el riesgo de enfermedades para la estrella de mar más abundante del océano Antártico.
Más cerca de la superficie, la cantidad de agua de mar que se congela alrededor de la Antártida durante el invierno -y el tiempo que permanece congelada- afecta a numerosos animales antárticos. Cada año, en octubre, el hielo marino normalmente cubre un área dos veces más grande que Estados Unidos, pero en 2017 se registraron nuevos mínimos.
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