En la cordillera santacruceña, donde el viento amasa nubes contra la cordillera, crece un árbol que lleva siglos custodiando la vida de altura: la lenga. Este gigante del Bosque Andino Patagónico es el principal recurso forestal nativo de la provincia y una pieza esencial para el equilibrio ambiental.

Un bosque protegido

Según el Consejo Agrario Provincial (CAP), la lenga (Nothofagus pumilio) cubre más de 235 mil hectáreas en Santa Cruz. Se encuentra bajo la protección de la Ley Nacional 26.331 de Presupuestos Mínimos para la Protección Ambiental de los Bosques Nativos. Esta ley establece categorías de conservación que regulan las actividades permitidas, priorizando la preservación del patrimonio natural.

En la provincia no existen áreas de bajo valor de conservación. Esto impide el cambio de uso de suelo para actividades pastoriles, agrícolas o urbanísticas. En cambio, se impulsa un manejo responsable que incluya aprovechamiento sustentable, restauración ecológica, investigación científica y turismo de bajo impacto.


Un gigante resistente

La lenga puede superar los 30 metros de altura y desarrollar troncos de más de dos metros de diámetro. Su longevidad es asombrosa, algunos ejemplares viven más de 350 años. Florece entre los 20 y 40 años de vida y, cada marzo y abril, deja caer sus semillas para reiniciar su ciclo.

Su madera es la más utilizada de las especies nativas en la Patagonia sur. Sin embargo, su verdadero valor está en lo que no se corta, porque captura carbono, filtra el agua, estabiliza el suelo y ofrece refugio a una gran diversidad de fauna. El CAP impulsa políticas públicas que fortalezcan el manejo sostenible de este bosque nativo. En la lenga no solo hay madera; hay paisaje, historia y una lección de resistencia frente al tiempo..

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