Este 16 de mayo se cumplen 53 años de la sanción de la Ley 19.640, el régimen de promoción que cambió para siempre la historia de Tierra del Fuego. Creada en 1972 para poblar el territorio y consolidar la soberanía argentina en el sur, la ley impulsó el desarrollo industrial, atrajo miles de habitantes y transformó una isla periférica en un centro estratégico del país. Hoy, el régimen enfrenta un nuevo desafío.


La celebración de este aniversario coincide con una fuerte tensión política: el Gobierno nacional anunció esta semana la baja de aranceles a la importación de celulares, uno de los principales productos fabricados en Tierra del Fuego, lo que generó preocupación en sectores industriales, gremiales y políticos. Para entender el contexto histórico y el debate actual, El Rompehielos entrevistó a Juan Pablo Deluca, economista especializado en desarrollo local y recientemente doctorado, quien ha vinculado su carrera académica y política al estudio y defensa del régimen fueguino. Hoy preside la Sociedad del Estado Río Grande Activa.

“La promoción económica regional fueguina, que se enmarca después en la Ley 19.640, se crea justamente el año 1972 para ejercer soberanía en base al desarrollo económico”, explicó Deluca. En un momento en que las zonas económicas especiales proliferaban en distintas partes del mundo, la estrategia argentina fue clara: poblar y activar una región lejana, pero con un valor geopolítico inmenso.


“Era crear capacidades en un espacio que era Tierra del Fuego, y que era periférico porque quedaba lejos de los principales centros de producción de la Argentina y también del mundo, pero estratégico”, señaló.

Según Deluca, ese diseño dio resultados: “Después de 53 años lo que se lograron es un montón de capacidades productivas, industriales, de gestión, logística, de almacenamiento, de capacidades, de recursos humanos, y fundamentalmente la creación de un pueblo fueguino que aumentó 14 veces su población durante estos 53 años, que cuya identidad está basada en el trabajo y también en la soberanía.”

A diferencia de otros regímenes que apuntan a la exportación, el fueguino se centró en integrar la isla con el resto del país. “Lo que se buscaba es incentivar mucho esta conexión continente norte – Isla Grande de Tierra del Fuego”, dijo Deluca. Y agregó: “A su vez generar capacidades en este punto estratégico.”


El subrégimen industrial, la columna vertebral del sistema, incluye exenciones impositivas y beneficios a la producción. “A esos proyectos industriales se le dan otros beneficios más grandes que incluyen la exención generalizada de impuestos nacionales y también incentivos productivos que tienen que ver, por ejemplo, con la venta de lo que se produce en Tierra del Fuego al resto de la Argentina.”

“Hay un beneficio en particular, que es la apropiación del IVA, a la primera venta, que lo que hace justamente es incentivar este intercambio de bienes y servicios entre el resto de la Argentina y la provincia de Tierra del Fuego.”

Un régimen en disputa

La reciente medida del Gobierno de Javier Milei de reducir aranceles encendió alarmas. “Hoy justamente estamos viviendo un momento de gran tensión con la disposición del Gobierno nacional de Javier Milei de bajar los aranceles a uno de los principales productos que se producen en el marco de la promoción que son los celulares. Eso genera fuertes tensiones porque lo que hace es dar de baja el empleo de forma directa, sin una propuesta concreta de transición o ampliación o reconversión.”

Pero además del impacto local, el economista señala un riesgo estratégico: “También lo que hace es ceder espacio a proyectos de otras potencias internacionales que tienen intenciones sobre Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.”


“Por eso los grandes debates que se producen a nivel nacional, muchas veces tienen que ver con entender una Argentina que termina en la General Paz, otra que termina en la isla Grande de Tierra del Fuego y otra Argentina bi-continental que incluye las Islas Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico Sur.”

Deluca plantea que el régimen aún tiene un papel clave por cumplir. En 2021, la ley fue prorrogada hasta 2053 y se creó un fondo para ampliar la matriz productiva. Para el economista, allí está la clave: “El sentido más importante de este horizonte que se plantea ahí, es vincular las capacidades que se construyeron durante 50 años relacionadas a la promoción y a su régimen de promoción industrial, con las posibilidades económicas que aparecen en el Atlántico Sur y en la Antártida Argentina.”

Deluca identifica un nuevo campo de oportunidades: logística, turismo, pesca, servicios y conocimiento. “Todo ese conjunto de posibilidades que aparece en la economía azul y también en la economía antártica en términos de proyección. El turismo antártico, la logística, el comercio, el abastecimiento del turismo marítimo… en esas oportunidades que aparecen en estos nuevos nichos de negocios, es donde deberían aparecer esas potencialidades que se desarrollaron durante 53 años.”

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