Recorren miles de kilómetros para alimentarse. Viven en enormes colonias para garantizar su subsistencia y son animales con características muy especiales. Gracias a ellos se pueden entender los cambios en el ambiente y su existencia es clave para el ecosistema. En Argentina hay más de 2 millones de ejemplares repartidos en 65 colonias, las más grandes están en Chubut y Santa Cruz.

Los pingüinos de Magallanes son una de las especies más fascinantes que habitan las costas de Argentina y Chile. Estos pequeños habitantes del sur nos ofrecen una visión única del mundo natural y de los cambios que ocurren en nuestro planeta. A lo largo de los años, su comportamiento, migraciones y adaptaciones han sido objeto de estudio por parte de biólogos como Esteban Frere, quien ha dedicado su vida a comprender y proteger a estos increíbles animales.

Esteban nació en Buenos Aires, tiene 60 años y ha dedicado más de tres décadas de su vida a estudiar a los pingüinos de Magallanes. Actualmente, es profesor titular en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral en Santa Cruz donde transmite lo que le apasiona.

Frere se enamoró de los pingüinos en los primeros años de sus estudios, durante sus viajes al sur. Fascinado por su singularidad, decidió centrar gran parte de su carrera en investigar el comportamiento de estas asombrosas aves marinas.

Características de los pingüinos de Magallanes

“Los pingüinos de Magallanes son una de las 18 especies que existen. Son aves marinas no voladoras, pero su capacidad para nadar y bucear los convierte en expertos del océano”, detalló el profesional, agregando que “durante la temporada de migración, los juveniles que se reproducen viajan hacia el norte, llegando hasta Uruguay o el sur de Brasil, mientras que los adultos y los que no se reproducen suelen migrar hasta el Río de La Plata”.

Según precisó, estas migraciones están influenciadas por diversos factores, incluidos los cambios climáticos.

A pesar de su torpeza en tierra, los pingüinos de Magallanes son nadadores y buceadores excepcionales. “Parecen torpedos cuando están bajo el agua y pueden sumergirse hasta 90 metros de profundidad en busca de alimento”, destacó Frere. Este talento acuático es fundamental para su supervivencia, ya que pasan gran parte de su vida en el mar, tanto en la superficie como en las profundidades.

En cuanto a su vida reproductiva, existe un mito sobre estos animales. Se pensaba que eran monógamos y que tenían una pareja durante toda su vida. Pero esto no es así. Frere detalló al respecto que “los pingüinos de Magallanes son monógamos durante la temporada de cría. Sin embargo, la fidelidad no es tan estricta como se pensaba anteriormente. Si una pareja no logra criar pichones con éxito, tienden a separarse en la siguiente temporada”.

Estudios genéticos realizados en Puerto Deseado revelaron que alrededor del 25% de los pichones no son hijos biológicos del macho que los incuba, mostrando un alto nivel de “infidelidad” por parte de las hembras.

Hoy en día, la población de pingüinos de Magallanes en Argentina continental se estima en casi 2.400.000 ejemplares, con alrededor de un millón más en Chile. Estos números impresionantes subrayan la importancia de las colonias patagónicas, que no solo son cruciales para la especie, sino también para el ecosistema marino en general.

Vida en Colonia

Las colonias de pingüinos de Magallanes se extienden desde el Golfo San Matías en Argentina hasta el Canal de Beagle, incluyendo las Islas Malvinas, y en Chile desde las islas cercanas al Cabo de Hornos hasta la altura de Santiago. En Argentina, las colonias más grandes y populosas se encuentran en la Península Valdés, Punta Tombo y Cabo Vírgenes. Estas colonias no solo son un espectáculo visual impresionante, sino que también cumplen funciones vitales para la supervivencia de la especie.

“Vivir en colonias tiene varios beneficios para los pingüinos. Entre ellos, la protección antipredatoria es una de las más importantes. Además, las colonias sirven como centros de información donde los pingüinos pueden observar el comportamiento de sus compañeros y determinar dónde encontrar alimento. Sin embargo, las razones exactas por las cuales los pingüinos eligen estos lugares para anidar no se conocen con certeza”, explicó el profesor e investigador del Conicet.

Y agregó: “Se cree que hay una combinación de factores, como la proximidad a fuentes de alimento, el ambiente adecuado para hacer nidos y las características de la costa que permiten un fácil acceso al mar”.

Dónde ver al pingüino de Magallanes

La provincia de Chubut es un destino privilegiado para observar a los pingüinos de Magallanes en su hábitat natural. Punta Tombo, ubicada a unos 110 kilómetros de Trelew, es una de las reservas más famosas y accesibles. Los visitantes pueden recorrer senderos señalizados que atraviesan la colonia, permitiendo una observación cercana y respetuosa de estas fascinantes aves mientras anidan y cuidan de sus crías.

Otro lugar destacado es la Reserva Natural de Cabo Dos Bahías, cerca de la localidad de Camarones. Esta reserva ofrece una experiencia igualmente espectacular, pero con menos turistas, lo que permite una interacción más tranquila con la naturaleza. Aquí, se puede observar a los pingüinos en su entorno natural, explorar la costa escarpada y disfrutar de la diversidad de la fauna local, que incluye guanacos y diversas especies de aves marinas.

Finalmente, Península Valdés, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, también es hogar de importantes colonias de pingüinos de Magallanes, especialmente en Punta Norte y Caleta Valdés. Además de pingüinos, este impresionante lugar ofrece la oportunidad de avistar ballenas, elefantes marinos y orcas, convirtiéndolo en un destino ideal para los amantes de la naturaleza y la vida silvestre.

La temporada ideal para ver pingüinos de Magallanes en Chubut es desde mediados de septiembre hasta mediados de abril. Durante este periodo, los pingüinos llegan a las costas patagónicas para anidar, incubar sus huevos y cuidar a sus crías.

Fuente: El Chubut

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