Las acciones de los seres humanos en el ambiente tienen muchísimas repercusiones, algunas más evidentes que otras. Científicos argentinos comprobaron que las alteraciones en la disponibilidad de alimentos de los cóndores que habitan los Ándes chilenos, los obligan a cruzar la cordillera en busca de alimentos.
Los ecosistemas son tan delicados que incluso la más pequeña de las modificaciones puede provocar una reacción en cadena con consecuencias gravísimas para la vida. La biodiversidad depende de muchísimos factores que se interrelacionan para permitir que las diferentes especies animales y vegetales puedan prosperar. Al alterar cualquiera de esos factores se producen cambios, muchas veces irreversibles, que pueden poner en peligro la supervivencia de diversas especies. Ese es el caso de los cóndores de chile, los cuales, según han comprobado recientemente científicos argentinos, estarían cruzando la Cordillera de los Andes en busca de alimentos.
El cóndor andino habita a lo largo de la Cordillera de los Andes y anida en acantilados rocosos. Es un ave carroñera, que se alimenta de animales muertos. Los investigadores notaron que muchos cóndores adultos de la Patagonia cruzaban la cordillera hacia Chile para nidificar, pero volaban grandes distancias para alimentarse en Argentina. Sergio Lambertucci, del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA), que depende de la Universidad Nacional del Comahue (UNCOMA) y del CONICET, quien lleva más de 20 años trabajando con estos animales, explica que “la hipótesis que surgió es que estos cóndores venían actualmente a comer del lado argentino porque del lado chileno ya no tenían alimento”.
Ésta disminución de carroña en las costas del noroeste chileno, fuente de alimentación del cóndor andíno, está produciendo una modificación importante en los patrones de movimiento de estos animales. La disminución de la fauna marina, en especial de ballenas, debido a la caza, obliga a los cóndores a migrar en busca de nuevas fuentes de alimentos. Así lo revela el estudio llevado adelante por científicos de Bariloche, liderados por Lambertucci, el cual consistió en el análisis de los movimientos de 20 cóndores monitoreados con rastreadores GPS. Lambertucci explica que los animales “siguen nidificando en la costa chilena del Noroeste de la Patagonia pero se alimentan todos en Argentina” y destacó la amplia distancia que están recorriendo los animales desde sus nidos hasta la fuente de alimentos “Los cóndores volaron cerca de las costas (chilenas) pero nunca bajaron al suelo a alimentarse. En cambio, recorrieron a diario desde decenas hasta más de un centenar de kilómetros para hacerlo en la estepa argentina”.
Al analizar la composición de la dieta actual de los cóndores y la histórica, de hace un siglo, el estudio también reveló que los patrones de alimentación se han ido modificando con el tiempo. Lambertucci explicó que se hallaron fuertes indicios de que “hace un siglo, los cóndores se alimentaban de más fauna marina que en la actualidad. Nuestros resultados sugieren fuertemente que si bien la distribución de los nidos a ambos costados de la cordillera no ha sido modificada por la acción humana en las últimas décadas (se trata de acantilados en la roca muy agrestes) sí se ha modificado mucho la fuente de alimentación, que del lado argentino pasó a ser principalmente ganado y del chileno se perdió al reducirse de forma drástica la fauna marina“Para el investigador, además de la reducción de carroña marina, el aumento del uso humano de las costas también podría disuadir a muchos animales de alimentarse allí. “Esa combinación puede hacer a las costas muy poco habitables para algunas especies de la fauna, incluso los cóndores”, concluyó.
De la investigación también participaron el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, en Madrid, de la Universidad Miguel Hernández, en Alicante, de la Estación Biológica de Doñana, en Sevilla, y del Centro Environment de Canadá.
Abel Sberna
Fuente: Agencia CyTA-Leloir