Gracias a un proyecto del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la base Marambio contará con una huerta hidropónica que permitirá el cultivo de vegetales de hoja verde para el consumo del personal apostado en el continente blanco.

Lo más parecido a una base en otro planeta es una base antártica. En aquel continente casi nada crece y todo lo necesario para la vida humana debe ser trasladado por barco o avión para abastecer al personal. La comida, fundamental para el desempeño de quienes trabajan en las bases antárticas, no es la excepción. Desde la firma del tratado antártico está prohibido el consumo de las especies animales del continente blanco, por lo que todo el alimento debe ser transportado en las campañas de abastecimiento.

Los alimentos disponibles incluyen carnes blancas y rojas, legumbres, verduras enlatadas, algunas frescas como la papa y la cebolla, lácteos y fiambres. La imposibilidad de contar con cultivos hace que sea bajo el consumo de frutas y hortalizas frescas, por lo que la dieta incluye un alto porcentaje de comida enlatada que, al ser rica en sodio, favorece el desarrollo de hipertensión, especialmente en la dotación permanente.

Pero gracias a un proyecto del INTA esto está a punto de cambiar. Actualmente un grupo de investigadores del INTA Santa Cruz y de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, con el apoyo del Comando Conjunto Antártico, se encuentran en proceso de instalación del Módulo Antártico de Producción Hidropónica  en la Base Marambio, el cual permitirá el cultivo de vegetales de hoja verde durante todo el año, lo que significará una mejoría sustancial en la nutrición del personal de la base.

“El proyecto consiste en equipar con tecnología hidropónica un contenedor marítimo de seis metros de largo, que contará con dos sectores de producción con tres niveles cada uno (seis niveles en total) y un sistema de monitoreo y relevamiento remoto de datos” explica Jorge Birgi, especialista en producción hidropónica del INTA Santa Cruz.

La hidroponía es un método de cultivo muy eficiente que permite la producción de vegetales sin depender de suelo para plantar. En este sistema las raíces reciben una solución nutritiva y equilibrada disuelta en agua con los elementos químicos esenciales para el desarrollo de las plantas, que pueden crecer en una solución acuosa únicamente, o bien en un medio inerte, como por ejemplo arena lavada. Es una forma sencilla, limpia y de bajo costo para producir vegetales de rápido crecimiento y generalmente ricos en elementos nutritivos, lo que resulta una solución ideal para el abastecimiento de vegetales en un sitio remoto como la Antártida.

Según Birgi lograr que vegetales de hoja verde crezcan en uno de los climas más extremos del planeta “representa un gran desafío”. El especialista explica que esto no sólo se debe a las cuestiones logísticas y climáticas del lugar sino también “por las estrictas normas para la preservación del ambiente, que incluyen la imposibilidad de utilizar el suelo y el correcto tratamiento de los residuos generados por los cultivos”. Es por ello que las semillas utilizadas serán monitoreadas para garantizar la sanidad de los cultivos.

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La variedad que ofrecerá la “verdulería” de la Base Marambio incluye rúcula, lechuga, perejil, albahaca y acelga. El equipo, que actualmente se encuentra finalizando la construcción e instalación de la infraestructura de producción, el tablero eléctrico y la electrónica del sistema, espera tener las primeras plantas en producción a fin de este año.

Abel Sberna
Fuente: INTA

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