Pasaron mas de tres décadas desde una primera decisión que intentaba algún tipo de preservación de lo que actualmente es la Reserva Natural Laguna Nimez. Hoy es atractivo de turistas nacionales y extranjeros. Su responsable en los últimos diez años habla de una “evolución en la conciencia ambiental”.
En el lugar vivió a principios del siglo pasado el “ruso Nimez”, como apodaban a un checoslovaco sobre el que no hay muchos recuerdos en la zona. Por décadas, el sitio fue parte del paisaje natural de los alrededores del pequeño pueblo. En invierno sus aguas congeladas se convertían en pista de patinaje de infantes y adultos, y hasta más de un automóvil.
Hasta mediados de la década de 1980 la laguna no era pensada con importancia de conservación. Del otro lado de la calle se construyó la que sigue siendo la planta de tratamiento de líquidos cloacales, una amenaza discutida más de una vez. Y hasta un rally automovilístico se corrió en las huellas de sus laterales, algo impensado en la actualidad.
Son 35 hectáreas ubicadas a diez minutos de a pie del centro de esta ciudad turística, las que en 1986 fueron declaradas como Reserva Municipal, para preservarla de cualquier idea que pudiera presentar el crecimiento de aquel pueblo, iniciando también una concientización ambiental con la misma población.
Pero fue recién a partir del 2001 que la conservación comenzó a plasmarse en acciones, cuando el municipio, que hasta ese entonces tenía el “manejo” del área, hizo un acuerdo con el rectorado de la UNPA (Universidad Nacional de la Patagonia Austral), con sede central en Río Gallegos.
Hoy es atractivo
Transcurrida una década, la reserva natural es atractivo del turismo nacional e internacional, especialmente de los observadores de aves que incluyen el paseo para apreciar a los ejemplares de las cien especies que viven y hacen un alto en ese lugar, en su viaje migratorio.
Es un espacio de vegetación baja, típico de la estepa patagónica, con una laguna que se alimenta del arroyo calafate y del desborde del Lago Argentino, cuyas orillas pedregosas se encuentran a pocos metros.
Foto: Ivan Pereira
Ejemplares del flamenco austral, variedades de patos, el Macá común, el Chorlo ceniciento, pájaros como el Pico de Plata, la Calandria Mora y el Varillero Ala Amarilla, y la Loica, ave insignia de los calafatenses, son solo algunas de las aves que allí se ven.
El ingreso es por la avenida costanera, donde los informantes reciben al público, registran los ingresos y dan la información necesaria para el recorrido por un sendero que alcanza los 3 kilómetros.
En algunos puntos existen miradores, estructuras construidas en madera, que permiten observar las aves sin molestarlas, y al mismo tiempo estar protegidos los días de viento.
La Reserva Laguna Nimez forma parte de un sistema humedal que se completa con la bahía Redonda del Lago Argentino, unidas por el paseo costero, un recorrido obligado para locales en su momento de esparcimiento, y para los visitantes que alternan esa caminata con las excursiones del parque nacional Los Glaciares.
Como todos los años, en enero, se realizó el “Censo Neotropical de Aves Acuáticas”, el que contempló el sistema humedal completo. La actividad fue realizada por el equipo de gestión de la reserva, en coordinación con Aves Argentinas, que trabaja en conjunto con la organización Wetlands International. 4011 individuos de 58 especies, fue el resultado de esta parte del año, datos que se complementan con el conteo que se realiza en invierno.
Son nueve las personas que integran el equipo de gestión que lidera la guía de turismo Laura Strampes, y cuyos integrantes se ocupan de la atención al público, el mantenimiento de cartelería, senderos y del alambrado perimetral, también de la difusión de las actividades y del vínculo con las escuelas de la localidad.
Las Visitas
En el 2019 la reserva fue visitada por unas 32 mil personas, una cantidad que descendió a menos de la mitad durante el 2020 (13 mil visitas), ya que, como otras áreas naturales visitables, el área quedó cerrada al público.
La gran baja se da por la falta del turismo extranjero, sobre todo el europeo, que históricamente abarca casi el 80% de las visitas que recibe la laguna.
El sábado 14 de noviembre la laguna volvió a ser visitada, con una reapertura paulatina que comenzó con visitas guiadas.
En estos días los ingresos se realizan todos los días entre las 09:00 y las 20:00 hs. (Aquí a esa hora es aún de día).
El protocolo indica que los visitantes deben solicitar turno mediante la página de Facebook LAGUNA NIMEZ RESERVA NATURAL MUNICIPAL.
Los visitantes de El Calafate no abonan el ingreso. Este año se fijó en 100 pesos el costo de acceso para los residentes santacruceños, 400 para el resto de los argentinos, y continúa en 800 pesos el valor de entrada para el turista extranjero.
La Cuarentena
Para el equipo, la cuarentena frenó las visitas, pero no el trabajo. Mientras el público no podía ingresar y la ciudad no recibía turistas, los integrantes siguieron realizando trabajos de control del área, visibilizando los ejemplares y manteniendo la infraestructura.
Igual siguió la atención de aves lesionadas dentro y fuera de la reserva. Es común que vecinos acerquen aves heridas a la reserva, desde donde se da intervención a veterinarios del Consejo Agrario Provincial, para luego ser soltadas en la reserva.
En equilibrio
“Nosotros trabajamos con planes operativos anuales y una planificación de ciclos de tres años. El lineamiento es que haya un equilibrio entre la conservación y la visitación. Aunque nuestra jurisdicción es la laguna, las acciones las pensamos en función del sistema humedal completo por eso logramos la publicación de una guía de la naturaleza y logramos el financiamiento para la cartelería interpretativa que este año se ubicó a lo largo del paseo costero de la ciudad”, comentó la coordinadora de la reserva Laura Estrampes a EL ROMPEHIELOS
La pandemia no detuvo los planes y proyectos. La coordinadora adelantó: “queremos seguir con la educación ambiental y el vínculo que tenemos con las escuelas, continuar con la mejora de la infraestructura como el recambio de los postes de madera del alambrado perimetral y poder realizar un acceso inclusivo, y poder lograr un plan de manejo”.
Amenazas.
La reserva ya tiene identidad dentro y fuera de El Calafate, por lo que no afronta grandes amenazas, aunque desde la coordinación se entiende que se debe seguir trabajando para mejorar las condiciones.
Un estudio sobre la calidad de agua realizado entre el 2015 y 2017 generó cambios en la planta de tratamiento de líquidos cloacales, aunque se brega para que la ciudad tenga una nueva planta en otro sector y que aumente la capacidad del sistema cloacal con la idea que en El Calafate haya menos pozos negros y así disminuir los filtrados a las napas freáticas y al arroyo que recorre parte de la zona urbana y que desemboca en la laguna.
Los perros sueltos que a veces logran ingresar al área son problema, aunque por concientización de la población y los planes de castraciones del municipio, los casos disminuyeron a comparación de años anteriores.
“Creo que estamos bien, estamos teniendo una evolución en la conciencia ambiental y eso se nota. Nuestra medida es el monitoreo constante que hacemos de las especies, no solo en el número de ejemplares, sino también en los nacimientos, eso quiere decir que hay condiciones para la vida”, analizó Estrampes.
Sergio Villegas
Foto de portada de @buttpacker