El estudio, realizado por especialistas del CONICET, ayudaría a adaptar mejor las terapias para un subtipo específico denominado HER2 positivo.
Un equipo de investigación del CONICET identificó, en estudios bioinformáticos e in vitro, dos proteínas que podrían predecir si el tratamiento estándar de un subtipo de cáncer de mama, denominado HER2 positivo, resultaría efectivo para las personas que padecen esta enfermedad. El estudio fue publicado en la revista Cancers.
“El tratamiento habitual para el cáncer de mama HER2 positivo implica el uso de un medicamento llamado trastuzumab, que bloquea la acción de la proteína HER2. Este tipo de terapia es selectiva ya que afecta únicamente a las células tumorales, debido a que las normales no presentan esta proteína en gran cantidad. Sin embargo, existe una preocupación creciente ya que una fracción significativa de pacientes no responde favorablemente a este tratamiento, o responde inicialmente, pero luego la terapia deja de funcionar, dando lugar a lo que se conoce como resistencia”, afirma Marina Flamini, investigadora del CONICET en el Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (IMBECU, CONICET-UNCUYO) y autora correspondiente del estudio.
Según la científica, existen diversos subtipos de cáncer de mama y esta clasificación es fundamental, ya que permite a los médicos entender mejor la biología de la enfermedad y elegir el tratamiento más adecuado. Entre ellos, uno de los más desafiantes, por su agresividad, es el HER2 positivo que representa entre el 15 y el 20 por ciento de los casos diagnosticados y presenta menor probabilidad de supervivencia que otros subtipos.
El equipo de investigación, del que también forman parte la becaria Carla Castro Guijarro y el investigador Matías Sanchez, ambos del IMBECU, identificó dos proteínas clave que podrían predecir si el tratamiento para HER2 positivo resultaría efectivo. “Encontramos dos proteínas, llamadas vinculina y cortactina, cuya expresión difería entre pacientes con mayor y menor probabilidad de supervivencia. Además, la expresión de estas proteínas también era útil para distinguir entre pacientes que responden favorablemente al tratamiento con trastuzumab y los que no. Las personas con menor expresión de estas proteínas tenían mejor pronóstico y mostraban una respuesta eficaz al tratamiento. En el ámbito científico, a este tipo de moléculas que permiten predecir la agresividad de la enfermedad y la respuesta a un determinado tratamiento se las denomina “biomarcadores” pronósticos y predictivos, respectivamente. En este caso, descubrimos estas dos proteínas que podrían estar involucradas en el tipo de respuesta de los tumores a los tratamientos, siendo estas moléculas un blanco interesante para mejorar la terapia”, dice Sánchez.
El estudio resulta relevante ya que, actualmente, no existen biomarcadores, aparte de HER2, disponibles para guiar las decisiones oncológicas. “Esta investigación es prometedora porque, desde hace tiempo, se busca un enfoque personalizado para el tratamiento del cáncer, adaptando las terapias a las características moleculares de cada paciente. Esto es esencial dado que el cáncer es una enfermedad muy heterogénea y, aunque dos tumores parezcan similares, pueden responder de manera diferente al mismo tratamiento. De esta manera, los biomarcadores son herramientas esenciales para asegurar que se administre el tratamiento adecuado a la persona adecuada, evitando tratamientos ineficaces. Más aún en este tipo de enfermedades donde el tratamiento certero y precoz marca la diferencia”, afirma Castro Guijarro.
A la luz de los resultados del estudio, el equipo destaca que estas proteínas podrían estar contribuyendo a la resistencia a trastuzumab en células de cáncer de mama que poseen el receptor HER2. “Ahora, buscamos ir más allá para evaluar si estos resultados obtenidos a partir de bioinformática y ensayos con líneas celulares son validados en muestras de pacientes. De ser así, estas proteínas podrían ser consideradas como blanco terapéutico en el desarrollo de futuras terapias para el tratamiento de tumores mamarios HER2 positivos resistentes a trastuzumab”, concluye Flamini.
Fuente: CONICET