Gonzalo Prados es un fotógrafo y documentalista que busca (y encuentra) esas historias que parecen ocultas, para narrarlas con el alma. Decidido a difundir las vidas de los más interesantes personajes anónimos, Prados ofrece una variada temática de documentales, y los ofrece con el corazón.

Bajo sus pies, un precipicio en el medio de la Cordillera de los Andes. A 3 mil metros y 15 grados bajo cero, Gonzalo Prados está filmando un documental sobre Juan Ulloa, la persona que más veces visitó el sitio donde sucedió la Tragedia de los Andes y, haciendo una travesía por una pendiente, un mal paso lo ha dejado al borde de la muerte. Desde arriba, le gritan que suelte los equipos que carga (que valen mucho y pesan más), pero él ni lo piensa; sabe que de ahí sale con calma, y con los equipos. Piensa en su padre que ha fallecido y con ese cúmulo de sentimientos logra salvarse y seguir adelante con su objetivo: filmar y retratar una vida única, de esas que están a nuestro alrededor, pero que muchas veces no conocemos, sencillamente porque nadie nos las cuenta.  

“Yo quiero que salga el alma”, dice Prados después de relatar semejante anécdota y explicando por qué todo vale la pena, a la hora de contar una historia. Juan Ulloa, protagonista de “Hasta que me muera” conoce mejor que nadie el Valle de las Lágrimas, aquel sitio donde, hace más de 50 años, se estrelló el avión que llevaba a un equipo uruguayo de rugby, suceso al que sobrevivieron 16 personas, las cuales tienen a Ulloa como guía indefectible. 

“El año pasado estuve allí el 13 de octubre a las tres y media de la tarde, a 50 años exactos del accidente. En esa travesía, casi me muero yo en la cordillera, por subestimar a Ulloa que, con 70 años y después de haberse recuperado de un estado vegetativo (estuvo en coma por siete años) se recuperó e hizo cumbre en el Aconcagua siete veces. Cuando yo escuché su historia, parecía un mito, no podía creer que nadie hubiera hecho una película sobre este baqueano amigo de los sobrevivientes de la tragedia y sus familias, que ha llevado allí a la BBC y a la National Geographic… Pero nadie había contado su historia”.

Precisamente esas historias aparentemente anónimas, que están a la vista de todos pero que no han sido relatadas, son las que más le interesan a Gonzalo y a las que da vida en este y otros proyectos que tiene en carpeta: “Cuatro arrieros”, “La otra cara de Pampas”, “Urna 14”, “Los hermanos de la turba”, son los documentales que está estrenando o terminando Prados. “Además,nestoy por empezar un documental chiquito sobre Guido Guevara, que nació con parálisis cerebral, tiene 19 años y se acaba de recibir de sociólogo. Cuando lo llamé para contarle, Guido no entendía por qué quería hacer una película sobre él. Para mí, todo se trata de contar la geografía humana”.

“Urna 14” llevó a Prados a pasar buena parte de sus días y sus noches conviviendo con los habitantes de la villa 21-24, en Buenos Aires. “Es un documental sobre la villa más grande de la ciudad, y me llevó mucho tiempo. Arrancamos en 2018 y recién en 2023 lo terminamos de rodar: cinco años yendo dos o tres veces por semana, caminando la villa y durmiendo en el barrio, entrevistando a la gente y parando en sus casas”, cuenta Gonzalo. 

El 2 de abril se estrenó “Los hermanos de la turba”, con testimonios de cuatro hermanos ex combatientes de Malvinas que cuentan sus distintas experiencias en la Guerra. Los sentimientos afloran delante de la cámara de Prados: “Imaginate a una segunda línea de rugby, un pibe de 1,90 mts., al que le preguntas cuándo fue la última vez que lloró, y por qué”, dice Gonzalo hablando de “La otra cara de Pampas”.  “Para este documental sobre la franquicia profesional de la Unión Argentina de Rugby, entrevisté a los jugadores y les pregunté cosas como ‘Cómo querés que te recuerden en la vida’. Todos decían: ´Buen tipo´ o ´Solidario’… Creo que eso muestra que la juventud no está tan perdida como dicen, y que hay un prejuicio y subestimación de lo que son los jóvenes. Esta película muestra esa otra cara y el otro lado del rugby como deporte profesional”.

“Lejos de ser pibes violentos o muy machotes, en ´La otra cara de Pampas’ los chicos se ponen a llorar, se quiebran, hablan de sus padres ausentes, de sus madres y sus familias, de sus miedos. Me encantó hacerla porque me dejaron llevarla adelante de la manera en que yo hago mis documentales: poniendo la cámara entre la camisa y la piel de alguien, y que se animen a contar lo que no le dijo jamás a nadie. Para eso, lo importante es estar lo suficientemente cerca; generar esa emoción es lo que más me gusta”.

Cuando empezó a filmar “Cuatro arrieros”, se encontró con la misma sorpresa que le expresó Guido Guevara, protagonista del próximo documental de Gonzalo Prados. Los arrieros, esas personas solitarias, con vidas que pueden parecer monótonas o poco interesantes, no comprendían bien la llegada de este viajero que buscaba compartir con ellos sus días, y conocer la profundidad de sus sentimientos. 

“Son cuatro generaciones de arrieros con los que estuve viviendo una semana en Mendoza. Estuvimos en el rial, una casita que tienen en el medio de la nada, donde guardan las monturas y ellos duermen afuera. Al final, los arrieros quedaron tan entusiasmados, que me pidieron que vaya a grabar lo que se llama, “la veraneada”, un viaje que se hace a la Cordillera, en Malargüe, en verano”.

“La gente no está acostumbrada a escuchar a alguien hablar desde el alma”, dice Gonzalo, describiendo la sorpresa que genera ver la emoción en pantalla. “Por eso, no se puede tener las preguntas anotadas, nada se puede repetir, yo pregunto lo que siento. En el documental sobre Pampas, si yo les pedía a los pibes que cuenten sobre el club, iban a hablar como un pan lactal. Vos necesitas que el tipo te hable desde el alma y, para eso, les pregunté sobre sus madres y sobre sus referentes”.

Desde el alma

“La gente no está acostumbrada a escuchar a alguien hablar desde el alma”, dice Gonzalo, describiendo la sorpresa que genera ver la emoción en pantalla. “Por eso, no se puede tener las preguntas anotadas, nada se puede repetir, yo pregunto lo que siento. En el documental sobre Pampas, si yo les pedía a los pibes que cuenten sobre el club, iban a hablar como un pan lactal. Vos necesitas que el tipo te hable desde el alma y, para eso, les pregunté sobre sus madres y sobre sus referentes”.

Prados cita al genial documentalista  Werner Herzog, para explicar el lugar desde donde se posiciona para trabajar: “Herzog dice que, para hacer una película, hace falta una buena historia, y huevos. Tenés que animarte. Yo no quiero quedarme esperando a que vengan y me convoquen, porque mientras tanto se nos mueren los poetas, se acaban los cuentistas. Quizás haga malas películas -trataré de no cometer en la próxima película los errores de la anterior-, pero mi objetivo es mostrar la geografía humana, no hacer un clip de una gota contra una piedra. Yo quiero que se me empañe el lente”.

“Nos falta alma, nos falta vida. Las redes sociales no tienen vida y la gente no se da cuenta de que, cuando te abrís, cuando contás desde el corazón, vas mucho más allá. Comer un asado, abrazar a tus hijos, eso es lo importante al final. Cuando estuve con el arriero en la montaña, fuimos a buscar agua a caballo, cuatro horas y no me habló una palabra. Cuando volvimos, le pregunté por la soledad, y el tipo se quebró hablando de cómo es pasar 50 días sin contacto humano. A mí me vuelve loco ver qué pasa cuando nadie te pregunta nada y de pronto alguien se interesa por vos, una puerta se abre”.

De alguna manera, Gonzalo se ha convertido él también en un arriero de personas y personajes, recorriendo su tierra, observando lo que pasa alrededor: “Soy un buscador de historias, voy detrás de eso. Veo que las ficciones se están olvidando de emocionar y muchas veces no pueden retratar la lucidez que tiene alguien en su momento más difícil. Lo complicado es llegar a esa situación, lograr que los protagonistas se saquen el cassette. Y esas historias hay que contarlas”.

Los documentales de Gonzalo Prados pueden verse en el canal de YouTube de su productora Agencia Fotogip (https://www.youtube.com/@agenciafotogip7188)


Lucía Fernández Hadid

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