Un estudio confirma una importante población de lampreas en el río Santa Cruz. Es endémica de la patagonia. Ahora se conoce que tiene una genética particular. La especie es estudiada en el contexto de la construcción de las represas.

Un estudio confirma al río Santa Cruz como hábitat de una especie de lamprea, llamada también “pez vampiro”.

Nace en el río, viviendo unos 4 años como larva de unos 10 centímetros hasta llegar al mar, donde termina su metamorfosis y se alimenta de peces, para luego volver, y río arriba, hacer su desove, ya con unos 60 centímetros de largo.

La presencia de la lamprea en el río había sido comprobada años antes con hallazgos por parte de lugareños de la zona de El Calafate.

Incluso la bibliografía científica indica que es endémica de la Patagonia y que hasta principios del siglo 20 se las encontraba hasta en el río de La Plata. Luego, la población fue bajando en el mapa, posiblemente por los grados de contaminación.

La existencia de la lamprea es indicativa de un río puro, sin contaminación.

Como parte del proyecto de la construcción de las dos represas en el río Santa Cruz, la empresa IASA, encargada de estudios de impacto ambientales, solicitó trabajos de investigación a un equipo de profesionales para tener mayores conocimientos sobre los salmones y lampreas que desarrollan parte de su vida en ese curso de agua.

El equipo está integrado por las investigadoras Carla Riva Rossi y Pamela Quiroga, del IDEAUS-CONICET, y los técnicos Fabián Quiroga, Néstor Ortiz, Ricardo Vera y Julio Rúa del CCT-CENPAT CONICET, todos de Puerto Madryn (Chubut).

El trabajo confirmó una importante población de lamprea, y que se trata de una especie única que se encuentra en la Patagonia argentina: la “Geotria Macrostoma”.

La captura de larvas y de ejemplares adultos permitió obtener detalles de esa especie, a lo que se sumó una investigación bibliográfica histórica que debieron realizar los científicos patagónicos.

El estudio tiene la finalidad de conocer el ciclo de vida, para de esa manera contar con información suficiente y saber qué se debe y qué no se debe realizar para evitar perjudicar a la especie en el contexto de la construcción de las represas Cóndor Cliff y La Barrancosa, que se desarrolla en ese río.

“La cantidad de larvas que hemos muestreado en el rio Santa Cruz es impresionante, a comparación de los ríos Chubut y Río Negro, porque estos tienen presas y desvíos, y no se hicieron obras de mitigación, tampoco sistema de peces”, explicó a rompehielos.com.ar la bióloga Carla Riva Rossi, desde Puerto Madryn, donde vive y trabaja.

Parte del trabajo comprende la inserción de lampreas de la misma especie con radiotransmisores, lo que se hizo durante el verano. La idea del equipo es volver en la primavera, si el COVID19 lo permite, para hacer la recolección de datos, y continuar con la investigación.

Uno de los puntos que se analiza es si es posible la reproducción en cautiverio, “porque si va a ver represas, a pesar que tengan tecnología de pasajes de peces, y hagamos mitigación, por ahí una medida importante es la suplantación para ayudar a la naturaleza a ampliar la reproducción de esa especia luego que estamos impactando su ambiente”, detalló Riva Rossi.

El Pez Vampiro

Se le llama de esa manera porque al crecer deja el río para entrarse al mar y allí alimentarse de peces. Tiene una boca circular con la que hace efecto de ventosa y con dientes de punta.

Tiene un cuerpo parecido a una anguila, con una superficie gelatinosa que la hace difícil de atrapar.

Cambia de color según el momento de su vida. En su plenitud puede mostrar un atractivo color azulado.

Con su saliva adormece a su presa, la que no se da cuenta cuando que su sangre está siendo succionada por la lengua de la lamprea, que funciona a modo de pistón.

Cuando ya de adulta vuelve al río, la lamprea no se alimenta.

No indica riesgo alguno para el humano.

Sergio Villegas

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