Hasta esta época, es posible ver una enorme variedad de hongos en los senderos de la cordillera. Los hay comestibles y los hay, por supuesto, peligrosos. Con una app desarrollada en la provincia de Río Negro se puede distinguir de cuál se trata.
Desde marzo hasta estos días de mayo, los senderos de la cordillera están llenos de hongos. Coloridos, diversos, no siempre comestibles, claro.
En 2020, Carolina Barroetaveña y María Belén Pildain, investigadoras de CONICET, y la por ese entonces becaria doctoral Sofía López , crearon la aplicación “Patagonia Fungi, Senderos y Sabores”, que permite identificar las especies que se encuentran. Aunque depende mucho del ojo del usuario, es una gran guía para saber ante qué clase de hongo se está y sobre todo, si es comestible o no.
La aplicación, desarrollada en el marco de la plataforma científico-tecnológica del «CIEFAP», contiene datos sobre más de 30 especies de hongos comestibles presentes en los bosques nativos, en praderas y plantaciones forestales de Patagonia. Y además, ofrece información sobre el Reino Fungi, descripciones de las especies, fotos, criterios para la cosecha sustentable, y un glosario técnico micológico.
Lamentablemente no identifica a partir de las fotos propias, si no a través de descripciones que ellas mismas han cargado. Por eso depende mucho del criterio del observador, de su capacidad para poder encajar lo que ve en determinadas descripciones. Aún así, es una gran guía y ayuda para identificar la fenomenal variedad de hongos que se ven al pie de los senderos.
De hecho, ir observando el camino, deteniéndose en los troncos de los árboles caídos, o en la hojarasca, es otra manera de hacer esos bellos recorridos que ofrece la Patagonia durante el otoño.
Y, con asesoramiento adecuado y con respeto a la naturaleza, hay actividades también de recolección.
Fuente: La Patagónica