Sandra Gioia (Capital Federal, 1967). Escritora y docente.

En Córdoba, estudió Profesorado y traductorado de inglés y Licenciatura en Psicología.

Al terminar sus estudios cursó un Taller Literario en la Escuela Superior de Lenguas y comenzó a escribir de manera más metódica y sistemática.
En 1996, se mudó a Ushuaia.

En 1998, ya establecida en Tierra del Fuego, participó un Concurso en la Universidad Nacional San Juan Bosco, donde tres cuentos suyos ganaron, y fueron publicados por la Biblioteca Nacional en “Antología Fueguina: Ballena Varada”.

En el 2004, publicó ¨Trígono de aire¨.

En el 2013, a través de la Editora Cultural Tierra del Fuego, editó ¨Ciudades en la bruma, poemario del bosque¨.

Durante años dirigió talleres de lectura y escritura creativa en distintos establecimientos de Ushuaia.

Para las lectoras y los lectores de EL ROMPEHIELOS, nos cuenta Sandra Gioia:

Tenía 9 años y escribía en la agenda vieja de mi papá: sobre el viento y su viaje (ya desde pequeña, me fascinaba viajar y quería hacerlo con la libertad del viento). Desde entonces escribía redacciones, cuentos, poemas sobre el amanecer…y ya más grande, cuentos breves. Y mi diario, claro, desde los 15 años hasta ahora, ¡a mis 53!

Siempre he escrito para entenderme, para entender el mundo, para contarlo. Escribir y leer son para mí como respirar: esencial, vital; me definen como mujer, como parte de la especie humana. También ayudar, a través de la promoción de la lectura y la escritura, a que otros lo hagan, es decir, democratizar la lectura y la escritura como herramientas para ser seres libres. Estas son mis obsesiones desde hace rato.

Mis mediadores en la lectura: mi papá, que me leía cuentos todas las noches, y mi abuela materna, Pepa, que también me leía cuentos en la cama cuando nos quedábamos en su casa. Por la mañana, juntábamos los huevos tibios de las gallinas, regábamos las plantas de su inmenso jardín en Banfield, Buenos Aires, y escuchábamos la radio. Todas cosas que me encantan ahora: la radio, las plantas, leer cuentos y que me lean.

Tierra del Fuego es poesía pura, una fuente de inspiración constante: desde los cielos, el bosque, a los pobladores nativos como los yámanas, los selkmans; las ballenas, la Antártida, los antiguos navegantes, aventureros, buscadores de oro.

Me inspiran sobretodo poetas: Olga Orozco, Wislawa Szymborska, Circe Maia, Piedad Bonnett, Roberto Juarroz, Hugo Mujica, Diana Bellessi, Juan Gelman, poetas chinos de la dinastía Tang, los haikus… y tantos más que me emocionan. Hace poco, especialmente por las redes, estuve descubriendo a Mary Oliver y Sharon Olds.

Sin el arte no hay vida posible, o, si la hay, es opaca, estéril, insulsa. El arte nos salva, nos humaniza: he sido testigo de cómo en pacientes psicóticos, la literatura los ayudaba a escuchar su voz interna, a reconectarse con lo vital. Lo mismo con adultos mayores que padecían graves trastornos neurológicos: se conectaban y se conmovían con la lectura de un poema de Federico García Lorca, por ejemplo. Esos son “milagros” del arte y de la vida a través de la literatura, la pintura, la música, la danza.

¿Cómo es mi trabajo diario? Antes del gobierno de Bertone (2016), trabajaba en la Secretaría de Cultura Provincial con cuatro Talleres de Lectura y Escritura Creativa: en la Biblioteca Popular Sarmiento; en el Taller Refrescando Memorias que lo hacía en el Hogar de Día Yaven Tarenghs con la gerontóloga Dra. Marilyn Rodera; en el Hogar de Día del Hospital Regional de Ushuaia con pacientes con trastornos psicóticos y en el Club de Abuelos Doña Tránsito. En el año 2016, nos dieron de baja a todos los talleristas. Luego de mucho pelear, muchos volvimos, y en el 2018, por capricho del entonces Secretario de Cultura, Gonzalo Zamora, dio de baja todos los Talleres Literarios (la justificación: quería talleres más populares que los de literatura, como los de hip-hop). Así fue que los grupos más vulnerables quedaron sin sus Talleres, y yo sin trabajo.
Entré en crisis y me tomó mucho tiempo (y terapia) para volver a trabajar en escuela secundarias como profesora de Inglés y seguir en el terciario (donde se cerró la carrera en donde había sido docente por 15 años, Gestión Hotelera).

Así que antes de la pandemia, mi vida laboral consistía en correr a cuatro instituciones educativas diferentes, trabajando con la lengua inglesa con adolecentes, y escribiendo cada tanto pero de manera muy poco sistemática. Tengo dos niñes, Conrado, de 14, y Ariadna, de 11, más una vida de madre separada en el Valle de Andorra donde no hace tanto que tengo agua corriente, y desde hace pocos meses, gas natural. Quiero decir que la vida en el bosque me encanta, pero también es dura y son muchas las responsabilidades sobre mi cabeza.

Mi proyecto ahora es recuperar mis horas en los Talleres Literarios de Cultura Provincial, ya que son grupos que hicieron de todo: notas, presentaciones, pedidos formales para retomar nuestra actividad, que era grupal, terapéutica y sanadora en el sentido expresado anteriormente, y que con la nueva gestión de gobierno, espero sea posible recuperar estos espacios que tienen más de seis años de continuidad y, modestia aparte, prestigio. La literatura no es “popular”, pero puede llegar a serlo cuando se la descubre no como una actividad elitista sino básicamente humana, ¡y que nos pertenece a todas, todos y todes!

Estar coordinando grupos de lectura y escritura me impulsan a buscar, a seguir escribiendo y buscando autores, a sentir que puedo unir mis dos vocaciones, la lengua y la Psicología (no la Psicología Clínica de diagnóstico y tratamiento), para poder trabajar de manera terapéutica a través de la creación, la búsqueda de sentido y el compartir con los otros.
Y seguir escribiendo, espero que de manera más sistemática, o ser convocada a proyectos de escritura, ¿por qué no?

Poemas de Sangra Gioia:

Abro ahora alas

Abro ahora alas
ateridas, aterradas
anonadadas…
apenas atenuantes
ante armas aceradas.

Ansiando amores armoniosos
anudo anclas azoradas.
abrazo albatros asustados,
astrolabios anarquistas,
atriles arrumbados.

Ando ángulos, aristas
acrobáticos andamios.
Acierto amarras, antorchas
auscultando aluviones
angustiados.

Alboroto alambiques,
acuarelas, acordeones…
Acuno alucinados
arrayanes.

Arremolino azares,
acertijos, altibajos.
Alerto, alerto, ¡ay!
acobardadas almas,
añejadas.

Arremeto ante acosos,
alambrados, apagones.
Acuerdo ángeles, amigos
astros azules.

Atrévome al amor
aprendiendo alquimias
ancestrales.
Asumiendo aleteos,
andenes, alazanes.


Canción de cuna (con ritmo de baguala)

Quieta, quieta, quietecita…
que el sol pinte de espuma,
la lluvia, la perfume a miel
y su cuna sea un blanco corcel…

En un blanco corcel de sueños
los mundos va a pastorear
con hadas, brujas y duendes
que le enseñen a volar…

Ya el viento arropa a los corderitos
en el río cantan ranas y grillos
el bosque acuna a los pajaritos
y usted va cerrando esos ojitos…

Quieta, quieta, quietecita…
duérmase ya, mi guagüita…
un sueño juega en sus manos,
acurrúquelo, mi chiquita…

Contacto: sandragioia67@yahoo.com.ar

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