La Fundación Embajada Abierta, que conduce el actual secretario de Representación Oficial de Tierra del Fuego para la Cuestión Malvinas Jorge Argüello difundió el informe en el que explica la situación actual en la que se encuentran las exportaciones y el rol fundamental que ocuparán en Argentina dado su carácter periférico, lo que implica que la economía nacional requiera de divisas para su normal funcionamiento.
Del documento se desprende que “la configuración económica que recibirá la próxima administración demandará de un abultado superávit comercial externo para hacer frente a las necesidades de divisas asociadas a la adquisición de importaciones, la remisión de utilidades y los pagos de la deuda externa, entre otros aspectos”, es decir necesitamos exportar mucho para generar dólares, indispensables para crecer.
Según el estimador mensual de actividad económica (EMAE) que difunde el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos “la economía se contrajo desde finales de 2017 más de un 6%, impulsando en el mismo período una reducción de las importaciones del orden del 18%. La caída de la actividad económica y el empobrecimiento generalizado, ocasionó una reducción de las importaciones que dio lugar a un saldo comercial de más de U$S 10.000 millones acumulado al mes de agosto”.
Según el informe de Embajada Abierta “por cada punto porcentual de crecimiento económico, las importaciones suelen aumentar aproximadamente 3,5 puntos porcentuales”. Esto implica que “el ritmo y la magnitud de la recuperación económica determinarán la magnitud del desafío que enfrenta Argentina en términos de aumento de sus exportaciones”.
Mirando la historia reciente del país observamos que “en los últimos 30 años, Argentina sólo logró sostener una tasa de crecimiento de las exportaciones superior al 6% por cuatro años en dos ocasiones:
Entre 1993 y 1997, con la creación del Mercosur; y en 2003 – 2008, cuando la combinación de condiciones macroeconómicas favorables a la exportación y el shock de precios internacionales posibilitaron un importante salto de las ventas externas”, variables que permitieron a Néstor Kirchner y a su equipo sacar al país de la crisis de 2001.
Las ventas externas de Argentina en los últimos 12 meses se ubican casi 20.000 millones de dólares por debajo de sus máximos históricos de 2011. “El descenso de las exportaciones nacionales desde sus máximos se explica en un 70% por la baja de los precios de exportación y en un 30% por el descenso de las cantidades exportadas”, explica el documento.
A estos condimentos hay que agregar un panorama global sumamente complejo en el que han aumentado las tendencias proteccionistas: “En los últimos años, y en particular tras el drástico cambio en el enfoque de política comercial de los Estados Unidos, las iniciativas de corte proteccionista se han exacerbado”. Por otro lado, las estimaciones poco alentadoras de crecimiento para las economías de América Latina, en donde se ubican casi el 35% de las ventas externas argentinas, presentan un desafío extra. Por último, la Unión Europea, también presenta sus dificultades y ese bloque comercioal absorbe aproximadamente el 15% de las exportaciones nacionales.
Embajada Abierta, propone mirar hacia la región de Asia Pacífico, ya que “es, junto a la India, una de las que mejores perspectivas ofrece para la puesta en marcha de esquemas de cooperación e intercambio del tipo Sur-Sur”.
No alcanza con mirar hacia otros bloques, también hay que realizar cambios en la matriz productiva. Desde Embajada Abierta explican que durante la Administración Macri se “tendió a exacerbarse la relevancia de los productos de base primaria en la oferta exportable. Se trata de la demostración fehaciente, de que una inserción internacional sostenida por recursos naturales de bajo valor agregado tiende a incrementar la vulnerabilidad externa de la economía”.
Es por eso que en el documento emitido por la organización que conduce Argüello sostienen que “bajo las críticas circunstancias en las que se encuentra la economía nacional, el desarrollo de las exportaciones constituye una pieza fundamental de cualquier esquema económico que busque recuperar la autonomía para la toma de decisiones y los márgenes para mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la población”.
Por último es necesario “trabajar sobre todos aquellos aspectos que permitan reducir las necesidades de divisas domésticas sin afectar la competitividad de la economía. Tal es el caso, por ejemplo, de la sustitución de importaciones, la articulación de una estrategia de financiamiento internacional sustentable, la promoción de la inversión extranjera directa y la creación de mecanismos de ahorro en moneda local”.
Luz Scarpati
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