El Ejército brasileño anunció ayer que permanecerá por tiempo indefinido en la Rocinha, la mayor favela de Río de Janeiro y escenario de intensos tiroteos entre facciones rivales desde el viernes, y pidió la colaboración ciudadana para “limpiar la zona”. “No tenemos un plazo para salir. Estamos teniendo un buen rendimiento de la operación”, manifestó el general Mauro Sinott, coordinador de las operaciones de las Fuerzas Armadas en Río.
La Rocinha, donde habitan unas 60 mil personas, está ocupada desde la tarde del viernes por cerca de mil miembros del Ejército luego de que se produjeran tiroteos entre facciones criminales que luchan entre sí por el control del tráfico de drogas en esa comunidad, situada en la zona sur de Río.
De acuerdo con la investigación, el grupo liderado por el traficante Rogério Avelino, alias “Rogério 157”, intenta expulsar de la Rocinha a la banda de Antonio Bonfim Lopes, alias “Nem”, que mantiene el control de la zona pese a estar preso en Porto Velho, capital del estado de Rondonia, fronterizo con Bolivia.
Los intercambios de tiros se repitieron ayer, cuando un grupo de sospechosos armados intentó romper el cerco establecido por las Fuerzas Armadas.
Río de Janeiro vive una inusitada ola de violencia desde la celebración de los Juegos Olímpicos de 2016, que ha obligado al Gobierno del presidente Michel Temer a enviar unos 10 mil miembros de las Fuerzas Armadas para reforzar la seguridad en la región, con la perspectiva de que permanezcan allí hasta finales de 2018. En lo que va del año, según asociaciones de la sociedad civil, en todo el estado de Río de Janeiro se registraron unas cuatro mil muertes en actos de violencia.
Entre las víctimas hay más de 100 policías asesinados y alrededor de 630 personas que perdieron la vida por las llamadas balas perdidas.