Realizó una ceremonia en su derrota de regreso al Puerto de Buenos Aires, al navegar por el punto más cercano al lugar donde se encuentra el submarino. También participó en tareas de vigilancia y control de los espacios marítimos.

Mientras navega en demanda de su apostadero habitual en el Puerto de Buenos Aires, el rompehielos ARA “Almirante Irízar” efectuó una pausa en sus labores habituales para rendirle honores al submarino ARA “San Juan” y a sus 44 tripulantes.

En una formación sobre su banda de estribor, se realizó una emotiva ceremonia que estuvo presidida por el Comandante del Componente Naval del Comando Conjunto Antártico, Capitán de Navío Diego Sánchez, acompañado por el Comandante de la unidad, Capitán de Navío Carlos Alberto Recio, y el Segundo Comandante, Capitán de Fragata Guillermo Ortega.

Participaron en la formación junto a las autoridades el Suboficial Primero submarinista Claudio Antonio Celis y el Cabo Principal submarinista Luis Alejandro León, quienes se encuentran prestando servicio en el rompehielos, y todo el personal de la unidad y en comisión libre de guardia.

Durante la misma, el Cabo Principal submarinista Norberto Darío Oliveira, dedicó unas sentidas palabras a sus camaradas donde, tras un breve recorrido por la historia del ARA “San Juan”, destacó que “en sus 34 años de servicio, mantuvo en lo más alto el prestigio profesional de los submarinos argentinos, cumpliendo con todas sus obligaciones: buque escuela, buque de adiestramiento y buque operativo participando en importantes misiones en el país y en el exterior […] La dotación de nuestro querido ARA ‘San Juan’ era una muestra cabal de todo esto; cada uno de ellos ponía en valor a su buque”.

“Dios, ‘El gran Almirante’, dispuso un cambio de rumbo a nuestro querido `San Juan` junto a sus 44 tripulantes aquel 15 de noviembre de 2017, cuando su misión repentinamente cambió y, de estar navegando rumbo a casa, pasaste a cuidar en silencio y proteger desde las profundidades a todo marino que surque las aguas de nuestro Mar Argentino, quedando para cumplir con esta misión en patrulla eterna, siendo para nosotros y para todos los que vendrán, real inspiración de valores personales y profesionales”, expresó, y finalizó: “Estamos seguros que cuando cada uno de nosotros, cumpliendo la última singladura, arribemos al puerto celestial, nuestros camaradas, como es tradición, nos estarán esperando formados en el muelle para reunirnos nuevamente”.

Concluida la lectura, el “Irízar” hizo sonar tres sirenas cortas marcando la cercanía a la posición del submarino. Para finalizar, el trompa de la unidad, Cabo Segundo Rodolfo Nahuel López Denis, tocó silencio por el difusor del rompehielos al tiempo que el Capitán Ortega ordenó a todo el personal el saludo de honor a sus camaradas, custodios eternos de nuestro Atlántico Sur.

Control y vigilancia de los espacios marítimos

En su regreso desde el puerto de Ushuaia hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el rompehielos ARA “Almirante Irízar” efectuó tareas de control y vigilancia de los espacios marítimos de jurisdicción nacional navegando en el límite exterior de la Zona Económica Exclusiva y su zona adyacente, donde se encuentra uno de los caladeros más importantes del Océano Atlántico sudoccidental, a la altura de la ciudad de Comodoro Rivadavia.

La actividad operativa, coordinada con el Comando Conjunto Antártico, permitió a la unidad de la Armada contribuir con la preservación de los intereses vitales de la Nación Argentina en el mar, al navegar en aguas de nuestro litoral marítimo, donde se concentran buques pesqueros de terceras banderas que realizan una actividad pesquera de especies transzonales como la merluza hubbsi y el calamar illex. 

Fuente: Gaceta Marinera

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