Hoy 21 de julio es el Día Mundial del Perro. Uno de los animales domésticos por excelencia y de las mascotas más queridas, que acompaña al humano desde hace miles de años. Por eso nos hemos preguntado: ¿Qué les queda a nuestros perros de sus antepasados?
Día Mundial del Perro 2023. La domesticación de los perros tuvo que ver con su naturaleza gregaria y social y con el beneficio muto que esta situación aportaba a los canes y humanos. Con el tiempo la relación se afianzó y hoy se lo considera el mejor amigo. No olvides que el motivo de esta conmemoración es que todos los perros tengan un hogar. Y recuerda que hay perros en todas partes del mundo, excepto en la Antártida.
Genéticamente muy similares
Desde un punto de vista genético, la diferencia entre el perro y el lobo sigue siendo muy pequeña, puesto que su genoma se diferencia apenas en un 0,2%. A modo de comparación, entre el perro y el coyote hay una diferencia genética de un 4%. Y entre el chimpancé y el Humano un 2%.
Gracias a que la diferencia genética es nimia, hay biólogos que consideran que el perro (Canis domesticus) es una subespecie del lobo (Canis lupus). En cambio, otros lo taxonomizan como parte de la familia de los Canis, pero con un clado específico.
Otro dato que sorprende a los legos es que la apariencia externa de las razas de perros no está relacionada con la proximidad genética. Desde el punto de vista genético, las razas más cercanas al lobo son el pequinés y el bichón maltés. Y las más lejanas son los pastores alemanes y los border collies.
Diferencias físicas
La domesticación del perro trajo consigo modificaciones estructurales. Su antepasado es más esbelto y promedialmente más alto. Como en todos los animales domésticos, su cerebro ha disminuido de volumen en comparación con su antepasado salvaje. En el caso del perro, su encéfalo es 1/3 más pequeño que el del lobo. Por eso se le atribuye a este último una mayor inteligencia, que es la que le habría permitido sobrevivir en unas condiciones que se le dificultaban cada vez más.
Distintos comportamientos
Los lobos viven en manadas, por lo que desarrollan complejas relaciones jerárquicas y sociales. Estas tienen razones muy precisas que son necesarias para que funcione y sobreviva todo el conjunto. Dentro de una manada de lobos, es la pareja llamada “alfa” la que domina y toma todas las decisiones importantes relacionadas con la caza y los viajes.
Además, solo ellos se reproducen y lo hacen una vez al año. Los lobatos o lobeznos son criados y guardados por toda la manada. Las perras tienen dos ciclos anuales y esto se debe a que la domesticación les aseguró el resguardo y el sustento, por lo que pueden procrear más cachorros.
Entre los lobos, solo los individuos de alto rango practican el marcado territorial. Un rasgo de predominancia que se ha perdido en los perros, ya que carecen de manada. Por eso todos los machos marcan sus territorios con orina. Pero lo hacen preferentemente sobre la marca de otro.
Comunicaciones particulares
En primer lugar, es importante señalar que el lobo tiene una enorme diversidad y riqueza de señales de comunicación. Los expertos han identificado hasta 75 expresiones diferentes, mientras que un caniche tiene unas 14, un pastor alemán 16 y un malamute 43.
Los perros sin cola o con las orejas muy largas necesariamente son menos expresivos. Esta diferencia se explica porque al no necesitar comunicarse con la manada han perdido la gran mayoría de los códigos que se enseñan de padres a hijos.
En cuanto a la vocalización, lo de que los perros ladran y los lobos aúllan no puede aceptarse como una afirmación tautológica. Hay muchos canes que son capaces de aullar, como es el caso del Husky o del Retrieve. Y dentro del lenguaje de los lobos, hay gemidos, gruñidos y ladridos. Día Mundial del Perro 2023.
Fuente: Econoticias