Hoy es 4 de julio, el Día Mundial de los Delfines en Cautiverio. Una efeméride que se creó para sensibilizar e informar a las personas acerca de la vida miserable que lleven estos inteligentes animales. Solo para que la gente pague para verlos hacer piruetas o nadar en su compañía.

Día Mundial de los Delfines en Cautiverio 2023. Nadar con delfines en cautiverio puede parecer divertido. Y verlos hacer trucos en la piscina también. Pero quienes pagan una entrada para hacerlo, a menudo desconoce la cruda y tétrica realidad de la existencia de estas sensibles criaturas.

Para empezar, las estadísticas demuestran que la esperanza de vida de todos estos mamíferos marinos en cautiverio se acorta considerablemente. Estos animales inteligentes y sociales se ven obligados a vivir en condiciones de confinamiento artificial, lejos de sus familias y de su entorno natural.

Esto sucede porque en muchos sitios se ha prohibido la cría en cautiverio de delfines y orcas. Pero como la demanda de verlos cautivos no disminuye, los delfines continúan siendo capturados en su entorno natural. Por cada ejemplar que acaba en un delfinario, muchos otros pierden la vida. Y cuando están cautivos, son capaces de suicidarse, a causa de la depresión que les provoca el confinamiento.

Todos nosotros fuimos víctimas de un confinamiento no deseado mientras el mundo estaba sufriendo la pandemia de COVID-19. Y si bien algunos lo soportaron mejor que otros, nadie puede decir que no tuvo momentos negativos. Entonces: ¿por qué someter a estos animales a una situación así? Y mucho menos, a cambio de pagar para verlos realizar actos contrarios a su naturaleza.

Una vida horrible

En cautiverio, los delfines no pueden comunicarse correctamente, cazar, socializar o tener una vida normal. El estrés de su confinamiento a menudo le provoca alteraciones del comportamiento. Además de sufrir una significativa reducción de la resistencia a las enfermedades.

No pueden escapar a los nadadores o buceadores que los obligan a interactuar con ellos prácticamente durante todo el día. Algo que los estresa sobremanera, al punto de que muchos experimentan signos de angustia y temor ante la cercanía de los humanos.

Se sabe que en ciertos delfinarios han llegado al colmo de hacerles creer a quienes pagan para meterse en el agua con ellos, que los gritos de sufrimiento en realidad son expresiones de alegría. El colmo de la hipocresía y el maltrato animal.

Además, es fundamental tener en cuenta que su entorno natural es el agua salada. Por tanto, sufren una amplia variedad de afecciones en la piel y problemas respiratorios por culpa del cloro. Porque este se agrega en beneficio de los espectadores, pero en detrimento de la calidad de vida de los cautivos.

Para entrenarlos se usan los alimentos. Se les enseña un truco y se los alimenta solo cuando lo han aprendido a realizar a la perfección. Es decir, que las piruetas y saltos que alegremente aplaude el público no son producto de la felicidad del delfín. Lo hacen únicamente espoleados por el hambre.

Por eso es crucial que todos sepamos qué es lo que se esconde detrás de la fachada ´mágica’ de un delfinario. Y que cada entrada que se paga para presenciar estos espectáculos es una forma de complicidad a esta nefasta forma de existir. Porque a lo que padecen los delfines en cautiverio no puede llamársele vida. Día Mundial de los Delfines en Cautiverio 2023.

Fuente: Econoticias

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