El paisaje lunar es óptimo para el romance.
Los amantes podrían pasear sobre esta superficie y muy lentamente tomados de la mano flotarían bajo la luz de la Tierra. Caminar buscando algún cráter donde inaugurarse en el amor, tener sueños y con todo lo que el inconsciente pueda traicionarlos desatender los descuidos.
Después de todo no hay infección por la que preocuparse y además hay que poblar la luna.

fragmento de CRÓNICAS FATALES ESCRITAS DESDE LA LUNA de Daniel QUINTERO, 2005.

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